Preparándonos para la vuelta

Francisco Juan Martínez es director de Invat·tur y del CdT Benidorm.

La pandemia que estamos viviendo a nivel global ha recluido a la población de países enteros, provocando un aislamiento sin precedentes conocidos en la época moderna, y generando una realidad inesperada más propia de una distopía. El confinamiento al que nos hemos visto obligados ha exigido aparcar el consumismo a veces excesivo al que nos habíamos acostumbrado (con la salvedad de los productos de alimentación, que ha llevado incluso al acaparamiento).

El consumo en general se ha desplomado y lógicamente, el turismo y la hostelería se han visto afectados de manera excepcional, al verse impactados estos sectores económicos en lo que constituye su esencia, la movilidad y los desplazamientos de las personas, tal y como documentan sendos informes la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial del Turismo.

Así pues, la crisis sanitaria del coronavirus ha supuesto un freno disruptivo para la actividad turística que, tarde o temprano y dentro de la lógica incertidumbre, recuperará una cierta normalidad, en función de la seguridad en términos sanitarios que ofrezcan los destinos y los propios mercados emisores, de la capacidad de compra de los turistas y visitantes, cuyos ingresos se han visto mermados por la crisis, y de otros factores relacionados.

En este contexto, no cabe duda que se requerirán toda una batería de medidas de corte keynesiano, que engloben un conjunto de medidas económicas, fiscales, laborales o sanitarias, que incentiven la demanda y el consumo, ayuden a reactivar el sector turístico, y generen confianza entre los turistas y visitantes. En este contexto, la Asociación de Hoteles de Benidorm, Costa Blanca y Comunitat Valenciana HOSBEC está desarrollando una intensa labor de formación, información y concienciación en pro de la recuperación de la actividad, y ha elaborado un documento reivindicativo reclamando un plan específico de protección para el sector turístico a un año vista por parte de los poderes públicos.

En la medida que una crisis de este calado supone una transformación sin precedentes y un cambio de paradigma en el turismo, hay que explotar este trance para tratar de aprovechar la oportunidad de perfeccionar aspectos organizativos de la oferta turística, destinos y empresas turísticas, mejorando la reputación, confianza y competitividad frente otros destinos. Una vez superado el Covid-19, nada volverá a ser como antes, en particular en el turismo, y es evidente que los turistas se decantarán por aquellos destinos que sean capaces de garantizar la seguridad, salubridad e higiene en sus establecimientos turísticos.

Entidades como la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid AEHM trabajan ya en la elaboración de protocolos que permitan certificar a los hoteles como “Covid Free” llegado el momento de su reapertura, garantizando la seguridad y la salud de sus clientes y trabajadores.

Es en este punto donde cobra importancia transcendental la formación de los recursos humanos que operan en los diversos subsectores turísticos, en todas y cada uno de los perfiles profesionales, en materia de conocimiento de las exigencias legales en materia sanitaria y de seguridad, y las aplicaciones tecnológicas que faciliten la implementación de todo tipo de medidas, normas, protocolos y procedimientos, para el momento del retorno a la tan deseada normalidad. Sin embargo, es difícil saber todavía como cambiarán los servicios y necesidades de establecimientos turísticos, aunque se pueden intuir aspectos fundamentales centrados en evitar situaciones críticas desde el punto de vista sanitario, y que generen confianza y seguridad en los visitantes y turistas, así como entre los propios trabajadores y gestores de destinos, empresas y establecimientos de la hostelería y el turismo.

Así, desde la Red CdT y desde Invat·tur se está trabajando ya en planes de formación y concienciación que incluyan desde la normativa higiénico-sanitaria (rediseño de buffets y comedores, desinfección de zonas comunes, bares, restaurantes, salones, habitaciones, piscinas, spas, gimnasios, uso de material desinfectante, material de protección), diseño de protocolos de uso de espacios, medidas de distanciamiento social, espacio interpersonal y aforos, relaciones con clientes, y el uso de aplicaciones tecnológicas que faciliten todas estas acciones (equipos de limpieza que garanticen la desinfección, y tecnologías y herramientas que, sin sustituir la experiencia humana, eviten contactos que puedan derivar en contagios y ofrezcan garantías sanitarias).

En definitiva, y a la espera de lo que dispongan las diferentes administraciones en materia de normativa y reglamentación en términos de seguridad, salud e higiene, hay que estar preparados y capacitados para cuando se recupere la normalidad y así poder afrontar cualquier circunstancia en un entorno de incertidumbre.

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