Hasta siempre, Sucede

  • El proyecto no es viable tras el cierre de Convent Carmen en marzo de 2020.

Hemos decidido cerrar Sucede, nuestro restaurante gastronómico. A pesar de la voluntad, de la búsqueda de fórmulas o de las expectativas favorables que depositamos en el futuro, nos ha llevado meses comprender que, en sus actuales circunstancias, la viabilidad del restaurante estaba comprometida y que su recorrido había llegado al final.

Aunque el cierre de Sucede obedece a factores económicos, no está motivado por la crisis de salud pública que nos atenaza ya demasiado tiempo. Nuestro restaurante quedó herido de muerte el 4 de marzo de 2020 con el cierre administrativo de Convent Carmen ordenado por el Ajuntament de València y cuyo caso sigue hoy pendiente de resolución en los tribunales. Como este proyecto complementaba la estructura de funcionamiento de Sucede, siempre intensivo en factor humano, el despido forzoso de casi 50 personas en Convent Carmen acarreó un daño colateral insalvable y esquilmó los recursos de nuestra organización. Pese a que desde ese instante intentamos sin descanso que el restaurante gastronómico tuviera continuidad, agotamos las opciones hasta donde nos fue posible. En un primer momento pareció que la pandemia nos abría un paradójico paréntesis, pero finalmente no nos ha ofrecido el margen de maniobra necesario.

Con el cierre de Sucede concluye un proyecto irrepetible. Un restaurante único que, desde el edificio en pie más antiguo de València, trató de rendir tributo a las civilizaciones que habitaron nuestra ciudad desde su fundación y a su cultura gastronómica. Sucede supuso un desafío radical al modo de entender la cocina tradicional valenciana. Investigamos, quisimos llegar a las raíces históricas más profundas y, aunque tal vez nos costó hacer descifrable todo lo que conllevaba este ejercicio, nos sentimos muy orgullosos del resultado. En Sucede creamos un lenguaje gastronómico distintivo que trascendía cualquier receta, que dignificaba ingredientes humildes, olvidados o infrecuentes y que transportaba al siglo XXI costumbres, técnicas culinarias o utensilios rescatados del pasado. Nos pusimos el listón muy alto, realizamos una compleja y rigurosa labor de innovación que alumbró casi 300 creaciones culinarias y decidimos nuestro propio camino. Siempre fuimos honestos en este trayecto y no podemos dejar de serlo ahora, al afrontar nuestra realidad. Nos resulta muy doloroso pensar que no abriremos nuevamente, pero sabemos también que con el tiempo miraremos atrás y recordaremos este formidable esfuerzo de un modo gratificante. Con una propuesta fuera de cánones, Sucede fue siempre un restaurante de minorías que no contó con la consideración de los gurús del branded content, pero cuyo eco consiguió resonar más allá de los límites locales. Entre otras distinciones, nuestro restaurante recibió una Estrella Michelin en noviembre de 2017, apenas un año después de su puesta en marcha, y la ha mantenido en su fachada desde entonces.

Es obvio que el cierre de Sucede y la desaparición de su propuesta gastronómica suponen una nefasta noticia para nuestra organización, pero creemos que también lo son para València, una ciudad que con frecuencia admira lo ajeno y desprecia lo propio. Hoy, la oferta gastronómica es más estrecha y el balance de bajas más amplio, pues se extiende también a la dimensión humana. El fin de Sucede implica también la salida de su máximo responsable, Miguel Ángel Mayor, un cocinero prodigioso con un descomunal talento para crear, desde la nada y con medios a menudo limitados, un proyecto gastronómico que sublimaba tiempo y lugar y que se nos antoja irreproducible. Es improbable que vuelva a existir en València un restaurante como Sucede porque solo podía hacerlo sobre los cimientos de lo que representaba, en una sala seccionada por la muralla árabe del siglo XII y destacada por la editorial alemana Taschen como uno de los comedores más hermosos del mundo.

Aunque en ese espacio emergerá un nuevo proyecto, el capítulo de Sucede se cierra y sería injusto concluir esta nota sin nuestro más generoso agradecimiento a todas las personas que compartieron alguna vez mesa con nosotros, a quienes lo tenían previsto y a quienes alguna vez lo desearon. A quienes nos recomendaron y a quienes nos ignoraron. A quienes nos recordarán. A quienes, con su crítica sincera, nos llevaron a elevar aún más el listón. También están en nuestro pensamiento nuestros proveedores, colaboradores y, de modo indeleble, las mujeres y hombres que formaron parte de nuestro equipo humano y confirieron identidad a la aventura gastronómica de Sucede. La restauración es un trabajo duro y colectivo cuya vocación cabe reivindicar de modo especial en estos tiempos difíciles. Nosotros llegamos hasta aquí y todo el esfuerzo, el balance y los recuerdos nos merecieron la pena. Hasta siempre, Sucede.

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