«En Hosbec nos mojamos. Y por cada euro que pone el Ayuntamiento, nosotros ponemos 1,10 porque hay más parte privada que pública en la fundación»

El presidente de Hosbec, Fede Fuster, augura un 2024 como el de la consolidación de la recuperación del turismo británico y el mercado nacional y con un marcado crecimiento de mercados emergentes como el Polaco. Advierte que Benidorm se está quedando atrás en cuanto  a capacidad de atracción en cuanto al turismo LGTBI  y pide a la iniciativa privada actualizar los locales de ocio para hacerlos más atractivos.

Recrudece sus cruzada contra los apartamentos turísticos no reglados y pide “más inspectores” para acabar con la oferta ilegal. Considera que los hoteleros sufren un “agravio comparativo” porque muchos de sus establecimientos están “sobreinspeccionados” mientras en el sector de las viviendas de uso turístico “hay pocas inspecciones y apenas se imponen sanciones”.

Recientemente Hosbec ha aprobado unos nuevos presupuestos de 2,5 millones y ha implantado un sistema de fiscalización para aumentar la transparencia en la gestión del dinero de los socios. ¿Cómo lo valora?
En general, siempre se ha hecho pero, desde que yo asumí la presidencia, se auditan el 100% las cuentas. Siempre hemos auditado todo lo que ver con cualquier tipo de fondo público, pero ahora lo hacemos con todo.

Este año tenemos un presupuesto de 2.425.000 euros y lo mas importante es que la inmensa mayoría del presupuesto sale de las cuotas de los asociados, por lo que tenemos una independencia total. Los pocos fondos públicos que nos llegan son para promoción. Hacemos campañas junto con a Turisme Comunitat Valenciana o Diputación que se dedican a promocionar los destinos de la Comunidad Valenciana.

Ha dicho “los pocos fondos que nos llegan”. ¿Son insuficientes? ¿Deberían recibir más?
Nos gustaría, sí. Pero es verdad que es una dificultad tremenda. Todo lo que son fondos públicos es duro de gestionar, porque hay que vigilarlo muy mucho y justificarlo todo muy bien. Tenemos gente que lleva haciéndolo mucho tiempo y saben hacerlo bien, pero es una responsabilidad.

¿Les hecha para atrás la burocracia?
Es que nos toca a nosotros financiar también parte de las campañas porque hasta que cobramos esos convenios se tarda tiempo y tenemos que acudir a pólizas de crédito y ese tipo de cosas. También es verdad que esas promociones nacen un poco de Hosbec, de los datos que tenemos, de la implicación de muchos de nuestros empresarios y directivos, que saben mucho de esto, y se hacen unas campañas bien orientadas y bien enfocadas. Por eso las Administraciones cuentan con nosotros.

Si la mayor parte del dinero que gestiona Hosbec sale de su propio músculo, ¿Está el sector en su mejor momento?
Siempre ha sido así. Por ejemplo, Visit Benidorm es de las pocas plataformas de promoción donde los empresarios ponen dinero de su bolsillo. En la mayoría de casos, todo es saber qué pone el papa Estado, el municipio o lo que sea. No, nosotros nos mojamos. Y por cada euro que pone el Ayuntamiento, nosotros ponemos 1,10 porque hay más parte privada que pública en la fundación. Además creemos que esto tiene que ser así porque está en nuestro ADN. Yo creo que no solo debemos exigir y pedir, sino también proponer y aportar.

Su discurso es especialmente beligerante contra la proliferación de los apartamentos turísticos y la oferta no reglada. Según las cifras de su asociación en 15 años en número de apartamentos turísticos se ha multiplicado exponencialmente. Pero esto es, también, porque hay una demanda de este tipo de alojamiento. ¿Hay una guerra abierta entre hoteles y apartamentos turísticos?
Guerra abierta, no. Hay muchísimas empresas que lo hacen muy bien, que explotan ese tipo de viviendas de uso turístico que han estado toda la vida y que lo hacen bien y con las que no tenemos ningún problema.

Lo que ocurre es que las plataformas han hecho que prácticamente cualquiera pueda poner su casa, sea la que sea, en las condiciones que sea, en el lugar que sea, en el mercado. Y lo que nos encontramos es que un porcentaje brutal, pero brutal, y te estoy hablando de más del 70% o el 80%, de todas esas plazas son ilegales. No tienen licencia para hacerlo, no tienen medidas de seguridad, ni de calidad de ningún tipo, ni cumplen las normativas en cuanto a parte de viajeros, identificación del huésped. Si entran 2 o entran 15, nadie lo está vigilando.

Claro, está en manos de cualquiera y de cualquier forma y esto está haciendo un daño tremendo, sobre todo, a los que hacen las cosas bien, que existen y hay que respetarlos y cuidarlos.

Ustedes mismos dan el dato de que en España se ha pasado de 4.000 a 400.000 plazas en 15 años. La demanda existe…
La demanda existe porque si la gente que tienes trabajando, le pagas en negro, no pagas impuestos, no asumes ningún tipo de normativa en materia de calidad, seguridad, higiene, etcétera, puedes vender mucho más barato, evidentemente. Entonces hay demanda, porque se vende más barato.

Hay, sobre todo gente joven, que reserva con un DNI para dos y nadie vigila quién entra y entran 15 en un apartamento. Claro, entre 15 es muy barato ese tipo de establecimiento. En un hotel o un bloque de apartamentos con una recepción 24 horas como tenemos los reglados, esto no ocurre. Es que no jugamos con las mismas reglas.

¿Por dónde se ataja el problema? ¿Faltan inspectores? ¿Otra normativa?
Falta inspección, por supuesto, muchísima. Es que no hay. De hecho, en Alicante se hicieron, no recuerdo la cifra exacta, en torno a 30 inspecciones sin imponer ninguna sanción. Es llamativo.
A los hoteles no se nos trata igual. Yo, hace un par de semanas, tuve a un inspector de turismo en un hotel cuatro estrellas y vienen a medirte si la cama mide 1,80 cm o 1,79 cm. ¿De qué estamos hablando? Vaya al edificio de enfrente, que hay 25 apartamentos sin ningún tipo de licencia, sin ningún tipo de medida y con la gente trabajando en negro.

Sin embargo los inspectores de Trabajo, Turismo o Sanidad están todo el día en los hoteles, porque se les trata con gran profesionalidad. Los directores los atienden en su despacho con aire acondicionado y se les hace la vida muy cómoda. Los funcionarios tienden a acomodarse y tendrían que salir más a buscar dónde está el problema.

Entonces, ¿es un problema de falta de funcionarios o de a dónde se dirigen esos inspectores?
Nosotros sí somos inspeccionados y, a veces, sobreinspeccionados, pero nos parece bien porque esas normativas redundan en nuestro beneficio. Si España hoy es líder mundial es porque tenemos un sistema que garantiza una seguridad y una calidad tremenda. Eso también es fruto de ese nivel de exigencia, pero la diferencia entre los dos terrenos del juego es brutal. Igual tendíamos que dejar de dispensarles ese trato para que tengan las mismas condiciones que fuera. Igual tendríamos que atenderlos al sol.

¿Como se solventaría el problema de una oferta no reglada que, muchas veces, es difícil de localizar?
En realidad es fácil porque todas esas ofertas están publicadas en las plataformas, en internet. Solo hay que coger las licencias y mirar las plataformas y se ve quien la tiene y quien no la tiene y, a partir de ahí, empezar a inspeccionar y a sancionar. Hay que ver quien es el titular o la empresa explotadora y aplicar las medidas que la Administración tiene para ello. Pero es que de una treintena de inspecciones, que ya son pocas, no se ha derivado ninguna sanción y nos parece que esto roza ya el escándalo.

¿Sienten los hoteleros que sufren un agravio comparativo?
Continuamente. A veces sufrimos casos absurdos. Te podría citar el caso de un hotel donde un inspector de Turismo quería imponer una sanción porque el color del papel del pasillo de las paredes era igual que las puertas e interpretaba que el cliente no iba a distinguir la puerta del pasillo. Luego vemos que en el otro lado del terreno de juego no hay ningún tipo de sanción y no puede ser. El estado del bienestar lo pagamos entre todos y, al final, la economía reglada se tiene que imponer porque no podemos permitir esa comunidad sumergida.

La solución del problema, ¿de quién depende?
Se empieza por la normativa. Es verdad que desde un punto de vista autonómico hay que darle una vuelta y estamos en ello, pero hay que reconocer que la Conselleria ha empezado a trabajarlo con todos los actores desde un punto de vista municipal. Lo que está claro es que los municipios tienen que hacer una reflexión sobre dónde es compatible esta actividad y dónde no y bajo qué condiciones.

¿Cómo se presenta la temporada?
Las reservas nos están acompañando. En Semana Santa pinchamos un poco por la previsión meteorológica aunque terminó bastante mejor de lo previsto. Pero en general estamos en cifras superiores al año pasado y con una tendencia de crecimiento moderado pero razonable.  Por lo menos, hasta bien entrado julio, las reservas acompañan mucho. Así que, si todo sigue como hasta ahora, tendremos un buen año.

Con respecto al mercado británico, ¿hemos recuperado ya el terreno perdido?
El británico el año pasado aún nos quedamos un 8, un 9% por debajo. Este año está con datos totalmente normalizados y el turista nacional, también. Los mercados que aún no tenemos recuperados son el ucraniano y el ruso, por circunstancias obvias, pero el resto con total normalidad.  También hay mercados emergentes superpotentes como el Polaco que nos está sorprendiendo muchísimo y está creciendo porque le gusta la zona y tiene buenas conexiones con el aeropuerto.  También hemos crecido los últimos años mucho en Francia.

¿Algún mercado en el que haya que reforzar presencia?
Creo que nos estamos quedando atrás en el producto LGTBI. Hay ciudades que nos están adelantando como Torremolinos. Creo que tenemos que hacer un esfuerzo desde la iniciativa privada para desarrollar establecimientos. Es necesario invertir y hacer sitios más modernos, más innovadores, más disruptivos, porque nos hemos quedado un poquito atrás.

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