Benidorm volverá a ser sede en octubre de una Jornada de Turismo organizada por AVE. ¿Reafirma a la ciudad como referente turístico aún en estos tiempos de pandemia?
Absolutamente. Benidorm lleva posicionándose en el ámbito MICE de forma muy potente en los últimos años. Y tenemos una gran oferta privada que permite estos acontecimientos. Estamos preparados y ese posicionamiento se verá impulsado de forma exponencial cuando se nos entregue el Centro Cultural.
El programa de esta Jornada está centrado en el turismo musical, pero parece obvio que el coronavirus será el centro del mismo, ¿no?
-Es evidente que estamos en una situación de mucha incertidumbre, pero hay proyectos por los que hay que apostar. Benidorm tiene capacidad para albergarlos en cualquier ámbito o temática. Sin duda se hablará mucho del Covid.
La Jornada de Turismo de AVE no será la única cita importante porque igualmente está previsto el Congreso Digital Tourist, que abordará la recuperación y transformación de los DTI tras la pandemia. ¿Qué tiene que aportar Benidorm al respecto?
Es un lugar de encuentro de los responsables de los DTI y la oferta del turismo digital porque viene de la mano de AMETIC, que es la voz de la industria digital. Las temáticas estarán marcadas por la época post Covid y serán una ayuda para hacer más resilientes las ‘smart cities’. Benidorm podrá ofrecer todo el trabajo que ya tiene hecho y el tránsito para ser un DTI más seguro.
Benidorm ha hecho sus deberes para ser un destino seguro tanto en las playas como en las calles, hoteles y todo tipo de establecimientos. Ha sido citado incluso como modelo de buenas prácticas. Sin embargo, se han topado con las restricciones de su principal mercado extranjero. ¿Cómo ha afectado?
Brutalmente. Era algo con lo que no contábamos. Llevamos dos meses de intensa actividad turística de quienes han podido hacerla. Pero es verdad que se contaba con tener a nuestro principal mercado emisor. El mazazo de la cuarentena es doblemente duro para esta ciudad. Ha crecido el mercado nacional incluso por encima de lo esperado, pero no hay que olvidar que no hay ocupación. Somos 47 millones de españoles en un país que el año pasado fue capaz de recibir a 83 millones de turistas internacionales. Por eso ahora estamos con la mirada puesta en qué va a ocurrir en otoño. Si no hay turismo internacional estaremos en una situación muy delicada.
¿Cree que el gobierno central podría haber hecho algo más, a pesar de que la decisión última siempre estaría en manos del reino Unido?
Podía haber hecho todo lo que estuviera en su mano para que esa decisión no se produjera, aun cuando siempre podía ser una decisión política del Reino Unido. Hay otros países que han seguido esa estela también. En abril ya pedíamos desde Benidorm un plan de especial protección para el turismo que no se ha aplicado por el Gobierno y eso ha traído todo lo que está ocurriendo. Ese plan hablaba de conectividad aérea segura, de corredores seguros, de test masivos, de protección de los ERTE, de especial financiación y fiscalidad. Todo eso, varios meses después, no se ha hecho nada y no es un buen mensaje para los países emisores. Otros países han aplicado medidas para comunicarse como destino seguro. Aquí las medidas las hemos aplicado los destinos, pero nos ha fallado quien debía trasladar la marca ‘España segura’ al resto del mundo.
¿Considera que la decisión del Reino Unido de imponer una cuarentena es una medida política para no perjudicar su propia economía?
Sin duda es un factor a tener en cuenta, pero los británicos sí se desplazan a otros lugares del mundo. Las vacaciones son un derecho irrenunciable. Si se hubiera lanzado el mensaje de país de que somos un destino seguro y se hubieran tomado las medidas para que el mensaje fuera real, el Reino Unido habría tenido más difícil tomar esa decisión.
¿Volverá Benidorm a ser el mismo destino que era antes de la pandemia?
Volverá a ser mejor. Veremos cómo se modula y qué solución hay a la pandemia. La ciencia dice que será para toda la vida, que habrá una vacuna, tratamiento y que será parte de nuestra vida. Benidorm ha aprendido mucho de esto. Tenemos mucha fortaleza. Aunque no será la ciudad que dejamos aquel 13 de marzo, seguro que será un Benidorm líder en turismo y un destino muy seguro.
¿Cuánto tiempo cree que puede costar regresar a los niveles anteriores?
Estábamos en niveles inimaginables para cualquier otro destino del mundo. Cerramos las puertas un 18 de marzo con una ocupación del 80% en la ciudad. Eso no lo alcanzaba ningún destino. Será complejo llegar a esos números, pero siempre nos hemos reinventado y hay que ver esto como una oportunidad. Por ejemplo, nuestra playa, ahora, ha sido capaz de recibir en una sola jornada 43.000 usuarios. Eso hay que ponerlo en valor. Se ha demostrado que con un esfuerzo colosal y con planificación y siempre con la seguridad por delante, un espacio tan necesario como la playa puede ser ordenada y atender volúmenes impensables en otros lugares. Eso no lo ha hecho nadie.
¿A qué se debe que Benidorm haya quedado libre, al menos por el momento, de rebrotes de importancia, pese a tener un número significativo de población y turistas?
Hay que tocar madera, pero esa es la realidad hoy. Es debido a la sensación de seguridad que se vive en la ciudad. Implementamos todas las medidas a nuestra mano y eso crea conciencia. Pero no solo lo hace la parte pública con la planificación y ordenación. El uso de la mascarilla en la población es elevadísimo. Pero también los hoteles, bares, comercios, el sector del ocio… todos siguen las medidas y hay que felicitar a quien inspecciona las instalaciones. Hemos seguido a pie juntillas lo que mandata el gobierno y los estudios científicos y médicos. Todo lo que puede dificultar la transmisión está operando. Eso no te libra de un rebrote, pero crea conciencia en la gente.
¿Está preparada la ciudad ante una hipotética segunda ola?
El destino está resistiendo y tiene un planteamiento para llegar a la primavera del año que viene. Por eso reclamábamos que los ERTE estuvieran garantizados hasta marzo de 2021. Aplicamos la inteligencia turística. En lo privado, la oferta turística está sufriendo mucho y en lo público nos estamos preparando para atender con todos los recursos a nuestro alcance. Hoy Benidorm es fuerte y ha trabajado para ello. Atenderemos la circunstancia como lo hicimos en marzo y preparando la ciudad para que todo se solucione y podamos volver de manos de la ciencia a una realidad normal como la que teníamos antes.
¿El sector turístico de Benidorm es más resiliente que en otras zonas del país?
Estoy convencido de que sí. Rotundamente sí. Se ha trabajado mucho en el último lustro. Estos años han hecho que Benidorm se preparase no para esto, que no lo esperaba nadie, pero sí para ser resiliente. Mejor que la inspiración te pille trabajando. Tenemos una gran capacidad de análisis y de acción y estamos preparados para actuar mientras quizá otros no lo estén. Puede que a alguien le moleste, pero nos hemos preparado para un futuro que ya está aquí. El sector turístico está dentro del propio proyecto porque ese proyecto implica tanto al sector público como al privado. Para poder llegar a eso hay detrás muchos años de esfuerzo e inversión. Nadie esperaba que hubiera que ponerlo en valor por una pandemia, pero había que tenerlo para poder aplicarlo.
