Mara Bañó, presidenta de la Mostra Vins Singulars i de Poble: «El kilómetro cero auténtico es la idea fundamental de esta feria, aquí los productores podemos contar nuestra historia»

Jesús Pobre es un rinconcito de interior de la Marina Alta, pero desde el que se ve el mar. Tal vez por eso el moscatel de esta tierra tiene ese alma que se agradece en copa y vida. Es aquí, precisamente, y no podía ser en mejor lugar, donde se celebra una Feria de Vinos muy especial desde hace años: La Fira dels Vins Singulars i de Poble. Hoy, domingo, empieza su V edición. Hemos hablado con Mara Bañó, presidenta de la Mostra y organizadora del evento, sumiller, enóloga y fundadora de la Bodega Les Freses.

Lo más bonito que tiene la feria es que es el productor quien está al otro lado de la mesa, sirviéndote el vino. Es la persona que cuida el campo y que cuida la uva y la vinificación, quien te lo lleva hasta la copa.

Vuelve la Mostra de Vins Singulars i de Poble a Jesús Pobre. ¡Enhorabuena!

Muchas gracias. Estamos encantados de poder vivir momentos mágicos en una mostra que es un evento fantástico para catar cosas nuevas de todos los sitios del mundo, en un lugar tan especial como es Jesús pobre domingo y “a poqueta nit” un domingo por la tarde

La Feria es un encuentro de bodegas. Explíquenos más.

Lo más bonito que tiene la feria es que es el productor quien está al otro lado de la mesa, sirviéndote el vino. Es la persona que cuida el campo y que cuida la uva y la vinificación, quien te lo lleva hasta la copa.

Este año, además, tenemos bodegas fantásticas de la comarca. Algunas que nunca han venido, como Montesanco, que acaba de llegar a Teulada y ha adquirido una finca preciosa. Y también otros vinos de Castilla y León, Valencia, del Priorat, de Rioja, de lo mejorcito, de Castellón… etc. Y como país invitado está Francia.

Tres degustaciones y una copa con el logotipo de la Mostra, por 10 euros. Seguro que la genta sale contenta o contentilla de la feria…

Sí, por 10 euritos (sonríe). Te puedes llevar, además la copa, que son bonitas y buenas. Los productores del Mercat de Jesús Pobre que hacen cocas, quesos y embutidos van a estar ofreciendo comida. Es una feria para comer y beber.

¿Cómo surgió la idea de hacer una feria de este tipo?

Somos gente comprometida con el productor, creemos que es importante que cada uno podamos contar nuestro proyecto, nuestra filosofía de primera mano. Cuando el cliente va al supermercado o tienda solo puede ver poco más que la etiqueta del vino. Aquí se puede contar nuestra historia. El kilómetro cero auténtico es la idea fundamental en esta feria.

¿Qué bodegas se esperan este año?

Hemos establecido una norma nueva este invierno en la asociación y ahora las bodegas no pueden repetir dos años seguidos, para dar oportunidad a nuevas bodegas y que el público catara cosas nuevas, que no siempre fuerana los mismos. Así que este año son bodegas que nunca han venido a la mostra. Como spoiler, contaremos con un nivel de bodegas fantástico, como el de de Chozas Carrascal o La Zafra (Alicante) o Cooperativas como la de Moixent, que son un ejemplo de colaboracionismo y la calidad del producto.

Se celebra en el riu-rau de Jesús Pobre, en la Marina Alta. Para primerizos en el mundillo: ¿qué es un riu-rau?

Un riu-rau es la herencia arquitectónica de la época dorada de la pasa de 1800 y 1900. Son edificaciones con arco, muy ventilados, donde se guardaba la pasa por la noche para protegerla del rocío o de la lluvia y que se han convertido en las catedrales de la cultura de la uva de nuestra comarca.  Debemos protegerlos, visitarlos, conocerlos, debemos saber quiénes somos si queremos planear nuestro futuro.

Hoy empieza la 5ª edición, de las primeras 4 ediciones, ¿con qué momento se quedaría?

Ha habido cada año momentos muy especiales. Siempre recordaré la fiesta que hicimos de vinos rosados, la Pink Party, fue una locura, divertidísima. La gente cambió mucho su opinión sobre los vinos rosado y se ofrecieron vinos de mucha calidad. Recuerdo mucho también el pasacarrer que hicimos con los niños de Jesús Pobre vestidos de mariposas de la filoxera, con Paco “El beato” haciendo de cepa, fue increíble. Y el año pasado la construcción de una barrica, haciendo el tostado… Y este año también habrá sorpresa.

¿Qué tiene de especial la Marina Alta?

La comarca de la Marina Alta es un paraíso botánico, geográfico, con muchísima historia. Muchos compañeros viticultores buscan un relato para vender su vino, pero aquí estamos en una ubicación donde, desde el yacimiento íbero del Alt de Benimaquia, que tiene mas de 3.000 años, la bodega más antigua de Europa, donde los piratas robaban el producto nacional, donde el botánico Cavanilles escribió sus libros, donde el Rey Taifa recibió el cáliz de Cristo para regalarlo después a otros reyes… Tenemos tantas cosas que han pasado aquí que es un mundo entero lo que nos rodea a través de la historia.

¿Qué importancia le da al vino respecto a las buenas ideas?

Yo creo que no solo hay que tener buenas ideas. Hay que tener capacidad de trabajo para llevarlas a cabo, tener un buen equipo que crea en ellas, que las realice, que piense en cómo financiarlas… Hay que trabajar, trabajar y trabajar.

Y, aprovechando la situación, ¿en qué momento se encuentra su bodega?

Acabamos de lanzar el primer moscatel seco que hago en barrica, hasta ahora no había trabajado con crianzas en madera. Es un vino muchas pequeñas cosas. He querido homenajear a mis vecinos, ancestros y familia, con el nombre de La Retoria, que es el sitio de donde venimos. La Retoria  son los 5 pueblos del interior de la comarca, que a lo mejor son los menos conocidos, pero son un pulmón muy importante para la Marina Alta. Sanet i Negrals, Benimeli, Ràfol, Tormos y Sagra y que recomiendo a todo el mundo que los visite y que los disfrute: en sus restaurante, en sus bares, en bicicleta… como prefieran.

Coja un vino y brinde, por favor. ¿Qué diría en este brindis imaginario?

Pues no tengo desarrollado el fenómeno fan, pero sí brindaría con mucha gente que ya no está. Y brindaría porque se parara el tiempo: tenemos salud y podemos trabajar. Ese es el brindis imaginario me gustaría hacer.

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