La mitología quiteña cobra vida en los más de mil puntos arqueológicos visitables, donde se reflejan 10.000 años de historia. La capital del centro del mundo es el destino ideal para disfrutar de unas vacaciones educativas y enriquecedoras para todos los miembros de la familia.
Quito fue declarada la primera ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1978 por la Unesco gracias a su patrimonio arqueológico y cultural. Los visitantes encontrarán vestigios de múltiples civilizaciones que dejaron su huella en el Distrito Metropolitano, congregados en importantes monumentos y museos arqueológicos.
Monumentos arqueológicos
Uno de los sitios más populares en Ecuador, especialmente durante la fiesta del Sol, es el Pucara de Rumicucho o ‘fortaleza de piedra’. Este emblemático enclave fue construido durante el Imperio Inca en el siglo XV y está formado por cinco amplias terrazas de piedra que dibujan una línea que el sol atraviesa durante el equinoccio. Se presupone que fue utilizado como lugar de encuentro para celebrar cultos al sol y a la luna.
El parque arqueológico de Cochasqui, ubicado en la provincia de Pichincha, es el complejo preincaico más extenso y mejor conservado del país. Con una superficie de 85 hectáreas y sobre las que se alzan 15 pirámides, 21 fardos funerarios, museos y un jardín botánico, es el lugar perfecto para disfrutar de un día lleno de aventuras.
Museos arqueológicos
Entre los museos arqueológicos y naturales de Quito, destaca el de Rumipamba y Florida, donde se registran las evidencias culturales de la capital y de otros asentamientos más antiguos, como los Incas. Los visitantes pueden observar las tumbas y recorrer la exposición de objetos funerarios hallados en el mismo sitio. Además, estos museos albergan en sus inmediaciones una amplia variedad de restaurantes locales, así como espacios para celebrar conciertos y eventos para disfrutar en familia.
El Museo de sitio Tulipe, situado en la reserva del Chocó Andino, es un lugar complejo y misterioso, compuesto por 6 piscinas que fueron utilizadas con fines religiosos. La visita transcurre por el acueducto que llevaba el agua de los manantiales locales hasta las piscinas donde se realizaban los ritos de purificación. Además, se exhiben objetos arqueológicos encontrados al pie del monte occidental, una parte fundamental del Patrimonio Cultural Natural de la Reserva de Biosfera del Chocó Andino de Pichincha.