Cusco, el testamento vivo de los Incas: descubre sus joyas ocultas más allá del Machu Picchu

  • Desde el Puente Q’eswachaka y su tradicional recambio, decoraciones para persuadir a los indígenas del siglo XVII o hasta billetes de trenes de lujo por 800 euros demuestran que visitar Cusco va más allá de Machu Picchu.

En la imagen, el puente Q’eswachaka, con 28 metros de longitud y 1.20 metros de ancho, este puente colgante fue construido por los incas y se mantiene en pie gracias a la misma dinámica que hace mil años.

Enclavada en los Andes, la región de Cusco se erige como testimonio viviente de la civilización inca. Y es que, más allá de Machu Picchu, la región guarda tesoros aún por descubrir que son ejemplo de la diversa herencia cultural peruana.

El puente Q’eswachaka y la tecnología milenaria que lo ha conservado

Con 28 metros de longitud y 1.20 metros de ancho, este puente colgante fue construido por los incas y se mantiene en pie gracias a la misma dinámica que hace mil años. Durante la segunda semana de junio, las mujeres de las comunidades trenzan el ichu, un tipo de pasto que solo se encuentra en Latinoamérica y que cuenta con múltiples usos, desde tejado para construir casas hasta combustible o incluso colchón casero. 

Una vez trenzado, se inicia una ceremonia en donde el anterior puente se lanza al río y el nuevo es colocado. El acto es tan solemne que acude el sacerdote andino Cayetano Canahuir. Allí se realizan ofrendas a Pachamama y a los Apus, montañas sagradas de Perú. Posteriormente, se realizan bailes tradicionales. Esta tradición, que tiene hasta 4 días de duración, fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. 

Andahuaylillas: la «Capilla Sixtina» peruana en los Andes

En la provincia de Quispicanchi se encuentra Andahuaylillas, hogar de la iglesia de San Pedro y la que es conocida como la «Capilla Sixtina» peruana. Aunque su fachada renacentista puede parecer modesta, el interior barroco del templo sorprende con su esplendor. El techo está decorado con motivos naturalistas, florales y frutales que representan la idiosincrasia de la zona. 

La razón para que esta iglesia tenga un impacto visual tan poderoso en su interior es, según algunos historiadores, para convencer a las grandes multitudes indígenas del s.XVII a convertirse al cristianismo. Esta táctica fue implementada por el régimen español que trajo consigo la religión, encargando la construcción del edificio a Luis de Riaño, discípulo del italiano Angelino Medoro, en 1626. 

La iglesia forma parte de la reconocida ruta barroco-andina, junto con los templos de la Compañía de Jesús, San Juan Bautista de Huaro y la Capilla de la Virgen Purificada de Canincunca. Para explorar la iglesia de San Pedro, se puede tomar un autobús en la Plaza de Armas del Cusco, con un tiempo aproximado de ruta de unos 45 minutos. 

Pikillaqta y las 700 edificaciones de hace 20 siglos

Pikillaqta es una ciudad construida por la Cultura Wari a finales del siglo VI. Con más de 700 edificaciones que incluyen recintos, colcas (almacenes para alimentos) y templos. Este enclave fue hogar de cerca de 10 mil personas. Además de su función residencial, Pikillaqta sirvió como centro de culto y administrativo, ejerciendo control militar sobre el valle de Quispicanchi gracias a su ubicación estratégica.

Los trenes a Machu Picchu, una forma única de transporte

Incentivando nuevas formas de visitar Cusco, los guías turísticos de la zona también recomiendan acudir a Machu Pichu de una forma que no es muy conocida entre los turistas españoles: el tren. Perú cuenta con dos empresas oficiales que se encargan de gestionar la compra de billetes, desde los más económicos por 6 euros hasta los más lujosos con un precio de más de 800 euros. 

En ese sentido, el Belmond Hiram Bingham es uno de los trenes más lujosos y exclusivos del mundo. Cuenta con cuatro coches con comedor, coche bar, cena gourmet y entradas gratis hasta Machu Picchu. Una auténtica inversión si se tiene en cuenta que la duración del trayecto es entre 2 y 3 horas. 

El resto de opciones son igualmente buenas, ya que los demás trenes cuentan con vagones amplios, ventanas panorámicas con techos de cristal y otros servicios a bordo, como la degustación de aperitivos y comida peruana tradicional. 

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