Carmen Fernández, Fundación ONCE: “Los destinos aún no ven a las personas con discapacidad como un nicho de negocio”

¿Qué es el Observatorio de Accesibilidad Universal y cuál es su función?

En la Fundación ONCE sobre todo tratamos de conocer cómo se encuentra la accesibilidad en diferentes estamentos de la sociedad. Observamos el transporte, el turismo, los servicios… Se deja un tiempo de entre cinco y ocho años para conocer los cambios en positivo o negativo. En el caso del turismo se selecciona un número de hoteles, playas, servicios y se hacen preguntas a personas. También se valoran determinadas materias como accesos, servicios, comunicación, trato y formación de los que atienden al público. Con todo eso se sacan los resultados que se valoran después.

¿Hay diferencias entre el turista con discapacidad y el que no la tiene?

Un turista con discapacidad y otro sin ella viajan lo mismo. Los primeros viajan de media siete veces al año y los segundos ocho veces. Con lo que se demuestra que el turismo interesa a todos. La persona con discapacidad gasta en torno a 830 euros por viaje y la que no la tiene gasta sobre 650. Sobre eso se sacan conclusiones.

¿Qué es la accesibilidad universal?

Es la condición que deben cumplir los bienes, productos, servicios, entornos, espacios, etc. para que puedan ser disfrutados por las personas en las mayores condiciones de seguridad y confort. Pero la accesibilidad también es comunicarse con una persona o poder leer un cartel.

Un turista con discapacidad y otro sin ella viajan lo mismo. Los primeros viajan de media siete veces al año y los segundos ocho veces. Con lo que se demuestra que el turismo interesa a todos. La persona con discapacidad gasta en torno a 830 euros por viaje y la que no la tiene gasta sobre 650. Sobre eso se sacan conclusiones.

¿Cómo logra un destino turístico ser accesible?

Cuando cumple la cadena de la accesibilidad. Es decir, cada eslabón tiene sus condiciones de accesibilidad. Si falla uno, la cadena se rompe. No vale solo con que un hotel tenga la habitación adaptada si luego no puedes utilizar ningún servicio o no puedes hacer una excursión o coger el transporte público. Algo falla. Para evitarlo es importante que haya una buena gestión, que se programe todo, se conozcan las necesidades y que luego se lleven a cabo las acciones.

¿Cómo se encuentran los destinos turísticos españoles en esta materia? ¿Están haciendo los deberes?

Se van poniendo al día, pero muy despacio porque todavía no se ve a las personas con discapacidad como un nicho de negocio, a pesar de que realmente lo es. Estas personas no viajan solo en verano sino que lo hacen en cualquier época. Eliminan la estacionalidad. Además viajan acompañadas, es muy raro que viajen solas, con lo que el gasto es mayor. Son muy fieles. Si van a un sitio en el que todo está adaptado seguro que vuelven. Se está trabajando, pero hay que empujar más y no quedarnos solo en poner una rampa a la entrada.

¿Cuánto tiene que ver la inteligencia turística con la accesibilidad?

Ahora se habla siempre de ‘smart’. Pero ¿somos capaces todos de utilizar toda esa tecnología? Nosotros defendemos el concepto de ‘smart human city’, que es la ciudad inteligente centrada en la persona. Si creamos muchas aplicaciones que las personas no pueden acceder a ellas por diversas circunstancias, no vale para nada. Si una web no es accesible, ya aparecen los inconvenientes. Se trata de considerar un diseño universal accesible desde el principio, no hacer primero la aplicación y luego ver cómo se adapta para que la vean los ciegos o para que la escuchen los sordos. No. Es mejor utilizar los conceptos de diseño para todos desde el inicio.

¿En qué se está fallando a la hora de implementar todo esto?

Creo que no se conocen bien las necesidades de las personas con discapacidad. Muchas veces se hacen cosas desde el desconocimiento. Por ejemplo, cuesta muy poco rotular un desodorante o un bote de laca en braille, pero nadie piensa en que el invidente puede ir a comprar solo. Con los medicamentos, por ejemplo, un ciego no tiene ningún problema porque puede elegir, sabe lo que tiene delante. Pero si quiere tomarse un yogur tiene que ser el que le toque en suerte. O si quiere abrir una lata, tiene que ser la que le toque. Por eso digo que muchas veces es por desconocimiento de las necesidades. Por eso es importante la formación, hay que conocer las necesidades para dar la información en el mayor número posible de formatos.

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