En la imagen, Santiago Méndez, director de desarrollo de negocio y cruceros de Globalia, en la última edición de la Feria del Viaje celebrada en Madrid el pasado año.
Santiago Méndez, director de desarrollo de negocio y cruceros de Globalia, explica a Newtral.es que tienen «confianza» en que el sector «remonte a partir de septiembre y poder ofrecer cruceros para este invierno». «Para la temporada 2021 ya hay un 20% más de reservas respecto a 2020», explica.
Aún así, no dan la temporada por perdida «del todo«: «ya hemos vendido enero, febrero y hasta el 12 de marzo y contamos con la posibilidad de vender septiembre, octubre, noviembre y diciembre», comenta Méndez, que añade que «los clientes que este año no han podido viajar lo han pospuesto para 2021», por lo que confían que el próximo «será un buen año».
- Reproducimos, por su interés, artículo publicado hoy en Newtral.es «Los cruceros mirán con esperanza a septiembre».
«El COVID-19 afecta al hecho básico del turismo, que es el viaje», comenta un experto a Newtral.es. Es por ello por lo que los cruceros se encuentran en un momento difícil y buscan ofrecer seguridad a los turistas
Con el fin del estado de alarma y la apertura de las fronteras a algunos países, la actividad turística va cogiendo ritmo pese a los últimos datos de caída de los visitantes internacionales del 98% el pasado junio.
No obstante, el turismo funciona de muchas formas y, en el caso del de los cruceros, la realidad es más complicada. En las últimas semanas se ha reiniciado esta actividad con el punto de mira en la seguridad, después de que al inicio de la pandemia surgieran brotes en varios barcos.
De hecho, esta misma semana se han detectado brotes de coronavirus en varios cruceros. En este caso los protagonistas son el MS Roald Amundsen en Norway y el Paul Gauguin en Tahití. Ahora, el sector, que en España aporta alrededor de 4.500 millones de euros al año a la economía, intenta salvar en la medida de lo posible la temporada estival.
Gran impacto económico
El director de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA, por sus siglas en inglés), Alfredo Serrano, aseguró en una entrevista que el sector de los cruceros aporta alrededor de 4.500 millones de euros a la economía española, tanto de forma directa como indirecta, y crea más de 30.000 puestos de trabajo.
De hecho, según las cifras recogidas en la estadística mensual de los Puertos del Estado el número de pasajeros de cruceros en junio de 2020 en el total de los puertos españoles fue de 177, frente a los 858.170 de 2019. En el acumulado anual (de enero a junio), la cifra fue de 1.295.173 personas, el 72,5% menos que en 2019, cuando se registraron 4.703.902 pasajeros.
También ha descendido drásticamente el número de cruceros. Mientras que en junio en 2019 llegaron a los puertos españoles 296, en 2020 la cifra cae hasta los 18. Así, en el acumulado de los primeros seis meses del año se registran 579 cruceros frente a los 1.909 de 2019.
Por su parte, la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB) —una de las principales escalas en España para los cruceristas y que en 2019 recibió 1,2 millones de visitantes— el parón por la pandemia tendrá un impacto de unos 1.000 millones de euros en la actividad económica en la ciudad de Barcelona.
Así lo explicaron la presidenta del enclave catalán, Mercè Conesa, y el director general, José Alberto Carbonell, que concretaron que en los seis primeros meses del año se produjo un descenso de los cruceristas que caen el 84,4%. Conesa aseguró que la paralización del sector crucerístico tendrá un impacto de 11 millones de euros en la cuenta de resultados de la institución.
A nivel mundial, y según los datos de CLIA, que representa el 95% de esta industria en todo mundo, el sector de los cruceros genera cada año más de 150.000 millones de dólares, apoyando a más de 1,17 millones de puestos de trabajo. Además, mueve alrededor de 30 millones de viajeros al año, con España e Italia a la cabeza.
Aferrados a la temporada 2020 pero con la vista en 2021
Santiago Méndez, director de desarrollo de negocio y cruceros de Globalia, explica a Newtral.es que tienen «confianza» en que el sector «remonte a partir de septiembre y poder ofrecer cruceros para este invierno». «Para la temporada 2021 ya hay un 20% más de reservas respecto a 2020», explica.
Aún así, no dan la temporada por perdida «del todo«: «ya hemos vendido enero, febrero y hasta el 12 de marzo y contamos con la posibilidad de vender septiembre, octubre, noviembre y diciembre», comenta Méndez, que añade que «los clientes que este año no han podido viajar lo han pospuesto para 2021», por lo que confían que el próximo «será un buen año».
Por su parte, Eduardo Antonio del Valle perteneciente a la Asociación Española de Expertos Científicos en Turismo (AECIT) y coordinador en Sistema de Información Turística de Asturias explica que «se apuesta por el producto del año que viene, intentando buscar reservas anticipadas para poder dinamizar».
Según el informe El turismo después de la pandemia global de AECIT líneas aéreas, compañías de cruceros y cadenas hoteleras han gestionado un alto número de cancelaciones y reservas durante la pandemia para esta temporada.
Para Del Valle, las paralización del sector de los cruceros en esta época estival se debe a varios motivos. El principal por motivos de seguridad. «La gente no quiere exponerse a tener un problema dentro de un crucero y tener que quedarse allí en confinamiento«.
Lo que lleva a la problemática de las cuarentenas. «Es muy delicado porque te pueden permitir bajar, no bajar… si no permiten a ciertos viajeros entrar en un determinado país, no van a poder bajar del crucero y todo se complica».
Estos factores han afectado a las empresas dedicadas al turismo de cruceros, que han tenido que hacer frente, además a costes de mantenimiento, tripulación, tasas portuarias…, según recuerda Del Valle. De hecho, la pandemia se ha llevado por delante a la compañía española Pullmantur, perteneciente al grupo de Royal Caribbean Group, que ha presentado concurso de acreedores.
Cambio básico en el turismo
Otra cosa a tener en cuenta para Eduardo Antonio del Valle es que «el COVID-19 afecta al hecho básico del turismo, que es el viaje». «No es que haya una crisis económica, tengamos menos dinero y luego lo vayamos a recuperar. No, afecta a no poder desplazarse o hacerlo con limitaciones», comenta.
Del Valle añade que «todas las medidas que se toman de precaución afectan a las condiciones a las que hasta ahora estábamos acostumbrados«. Así, fenómenos como la fragmentación de las vacaciones cree que se reducirán.
«Nos volvemos a estancias más largas porque no podemos viajar tanto por miedo a cuarentenas, además no hay tantos vuelos, hay más restricciones de países. Es decir, afecta en un sentido global y hay que pensar que esto nos va a obligar a cambiar a corto plazo y las empresas tienen que adaptarse a unas nuevas realidades» alega. No obstante, Del Valle piensa que una vez se pueda superar la situación podremos volver «a los mismos ritmos o movimientos».
Así, en el caso de los cruceros en una óptica global es más difícil porque significa viajar a varios países. No obstante, el mercado es muy diferente según el lugar.
«Es muy distinto el turismo de cruceros del Caribe que en Europa. Por ejemplo, el estadounidense en muchas ocasiones lo que busca es diversión a bordo, con barcos equipados y no les hace falta casi bajar como tal, entonces el producto puede funcionar. En cambio en Europa el turismo de cruceros se basa en que se pueda visitar las distintas ciudades y ahí entra la problemática de las cuarentenas», explica el coordinador en Sistema de Información Turística de Asturias.
La seguridad, clave para el sector
Con todo esto, las grandes compañías están estableciendo medidas sanitarias y de prevención, para ofrecer más seguridad dentro de los cruceros y conseguir atraer de nuevo a los turistas.
De hecho, la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros asegura que al inicio tomaron «medidas inmediatas y agresivas basadas en la mejor información disponible». Entre ellos está la introducción de «un conjunto mejorado de protocolos, que incluyen viajes, contacto y detección de síntomas» que, comentan «se fortalecieron continuamente en base a la guía de la prevalencia».
Además, recuerdan que tras la declaración de pandemia de la OMS a mediados de marzo, las líneas de cruceros de CLIA «actuaron rápidamente para suspender voluntariamente las operaciones de pasajeros en todo el mundo, convirtiendo a la industria de cruceros en una de las primeras y únicas industrias en tomar medidas tan agresivas y proactivas«.
Ahora, las distintas compañías han anunciado medidas y, en algunos casos, adelantan que se están preparando «para un potencial reinicio de sus operaciones este verano«. En el caso de MSC Cruceros, en el Mediterráneo.
La empresa MSC cuenta que han trabajado en colaboración con las autoridades sanitarias a nivel de la UE con el fin de «desarrollar un conjunto integral de directrices diseñadas para proteger la sanidad e higiene de todos los pasajeros».
Su protocolo se basa, así, en durante este verano solo recibir a pasajeros residentes en los países Schengen y aseguran que los itinerarios se han diseñado junto a las diferentes autoridades y de acuerdo a la accesibilidad de los puertos «reduciendo, mientras sea posible, la necesidad de los pasajeros de utilizar transporte público o vuelos».
También realizarán examen de salud universal de los pasajeros antes del embarque. Comprende tres pasos: control de temperatura, un cuestionario de salud y un test de COVID-19. A cualquier pasajero que dé positivo, muestre síntomas o una temperatura fuera de lo normal, se le negará el embarque. También aumentan las medidas de saneamiento y limpieza, distanciamiento social y monitoreo constante de la salud, entre otros.