ALA se suma al compromiso con la seguridad de la industria aérea

En la imagen, Javier Gándara, presidente de ALA.

  • Tras constatar los mayores fabricantes de aeronaves y el Departamento de Defensa de Estados Unidos que el riesgo de contagio de COVID-19 a bordo es mínimo, ALA pide la realización de test a los pasajeros a la ida y a la vuelta para suavizar las restricciones a viajar y recuperar la conectividad y confianza.
  • Según IATA, la probabilidad de contagio a bordo es de 1 por cada 27 millones de pasajeros. Existe el doble de probabilidad de acertar la primitiva que de contagiarte en un avión.
  • El sistema de ventilación de las cabinas de avión proporciona más protección a dos pasajeros sentados uno al lado del otro que la que tienen dos personas a 1,8 metros de distancia fuera de un avión, como pone de relieve el estudio de Airbus.

La Asociación de Líneas Aéreas (ALA), que aglutina cerca de 80 aerolíneas que operan en España, recalca su compromiso con la salud y el bienestar de los pasajeros y los empleados tras constatarlos mayores fabricantes de aeronaves y autoridades internacionales de aviación y seguridad que la cabina de un avión es “uno de los espacios más seguros” en diversas investigaciones, en las que se analizó el riesgo de contagio de COVID-19 a bordo y resultó ser muy bajo.

Según el último recuento publicado por IATA, desde principios de 2020 han viajado 1.200 millones de pasajeros y se han registrado 44 casos de COVID-19 asociados a un viaje en avión, lo que sitúa la probabilidad de contagio a bordo en 1 por cada 27 millones de pasajeros. Esto significa que hay el doble de probabilidad de acertar la primitiva (1 entre 13,9 millones que de contagiarse de COVID-19 en un avión.  

Este bajo índice de contagio se explica con los resultados obtenidos en recientes investigaciones de Airbus, Boeing y Embraer, en las que se simuló la exposición de los pasajeros al virus en base a una dinámica de fluidos computacional (CFD); así como los del estudio del Departamento de Defensa de Estados Unidos, que tras seis meses de investigación en aviones Boeing 767-300 y 777-200 concluyó que un pasajero debería volar 54 horas con un enfermo de COVID-19 para infectarse en un avión.

El sistema de ventilación en los aviones, que renueva continuamente el aire y se purifica con filtros HEPA (eliminan el 99,9% de partículas del tamaño del COVID-19), posibilitan que la capacidad de eliminar los aerosoles o partículas que se liberan al respirar, hablar o estornudar sea hasta 15 veces más rápido que un sistema de ventilación doméstico típico o entre 5 y 6 veces más rápido que las especificaciones de diseño recomendadas para las salas de operaciones o de aislamiento de pacientes de los hospitales modernos, según este estudio del Departamento de Defensa. Este informe pone de relieve que el grado de exposición a patógenos en aerosol es “casi inexistente” (0,0003%) y que la cabina de un avión es uno de los espacios cerrados más seguros del mundo.

Ante la corriente generalizada que asegura que el riesgo de transmisión del virus en un avión es muy bajo, Javier Gándara, presidente de ALA, recuerda: “desde que retomamos los viajes aéreos hemos insistido mucho en que el avión es un medio de transporte seguro porque posee una serie de características únicas que, sumadas al uso de mascarillas y otras medidas impulsadas por las compañías aéreas para añadir un nivel de protección adicional, como limpiezas exhaustivas y desinfecciones regulares, además de las medidas adoptadas por los aeropuertos y las que debe adoptar el propio pasajero, lo convierten en el medio de transporte más seguro en tiempos de COVID-19. Estas investigaciones confirman, basándose en evidencias científicas, lo que venimos afirmando, que el riesgo de contagio a bordo de un avión es mínimo”.  

Tras constatarse la seguridad que ofrece la cabina de un avión frente al COVID-19, desde ALA se considera necesario que se implemente la realización de test de COVID-19 a los pasajeros antes de la salida para suavizar las restricciones de viaje y cuarentenas establecidas por distintos países para posibilitar así la reapertura segura de las fronteras y contribuir a recuperar la confianza de los pasajeros y a restaurar la conectividad.

Aspectos más destacados de las investigaciones

  • La simulación que hizo Airbus para comparar la propagación de las gotas expulsadas al toser en una cabina de un A320 y las producidas en otro entorno donde varios individuos mantienen una distancia de 1,8 metros, como una oficina, muestra una menor exposición al contagio en el caso de los individuos sentados uno al lado del otro dentro de un avión.
  • Boeing rastreó el movimiento de las partículas en la cabina al toser y al respirar bajo diferentes escenarios (con y sin mascarilla, en distintas ubicaciones y con variaciones en la salida de aire frío). Según el recuento de partículas en el aire, sentarse uno al lado del otro en un avión equivale a estar a más de 2 metros de distancia en un edificio típico.
  • Embraer analizó el ambiente considerando un pasajero sentado en diferentes asientos y con diferentes condiciones de flujo de aire en distintos modelos de avión, concluyendo que el riesgo de contagio a bordo es extremadamente bajo.
  • El estudio del Departamento de Defensa de Estados Unidos, realizado por el Comando de Transporte de los Estados Unidos (USTRANSCOM), basado en los resultados de 300 pruebas realizadas en tierra y aire durante 6 meses, para analizar la capacidad de transmisión de virus simulando un pasajero contagiado por COVID-19, señala que el riesgo de contagio de coronavirus a bordo del avión es del 0,0003%, lo que lo hace “casi inexistente”.

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