La hostelería que yo viví

  • De 80 millones de turistas en 2019 a 26 en 2020

Me siento un privilegiado por lo vivido, aunque me causa profunda tristeza el estado actual. Acostumbrado a retos diarios dentro del hotel, donde el objetivo es hacer felices a nuestros clientes, nos encontramos como en una pesadilla de la cual nos gustaría despertar y decir ha sido un mal sueño !!

Por desgracia no es un sueño; el mundo ha caído en un poso sin fondo y, no tenemos quien nos tire una cuerda, me entra desazón al no comprender lo que sucede. Personalmente, pienso que hay cosas que son difíciles de explicar.

Toda la vida trabajando y soñando con un futuro mejor y…. llegó el cambio.
En mis inicios en la hostelería, igual que muchos jóvenes trabajábamos con ilusión y con afán de superación constante, para ir ascendiendo en la profesión más maravillosa del mundo.

Como director, aunque no existían los manuales corporativos, teníamos un presupuesto aprobado por presidencia y el director financiero que, libremente, debías gestionar en todo el hotel, desde reformas a inversiones, campañas comerciales, etc. Eras responsable de todo lo que ocurría en el hotel, evidentemente tenías que conocer muy bien todos los departamentos, y los oficios para sacar una rentabilidad.

Ejercías de director comercial. Llenar un hotel de 190 habitaciones era un reto, sin internet, debías tener contactos y amigos en todas partes. Existían los valores y la ética profesional, puntos que en muchos lugares están en desuso.

Debías tener creatividad, en todos los aspectos, incluido en interiorismo, tú elegías el equipamiento y decoración de tus instalaciones, bajo tu criterio dependía la funcionalidad y la duración de los mismos.

Sentías responsabilidad personal y empresarial y un compromiso para administrar con prudencia todo el colectivo, a la hora de contratar tus equipos debías hacerlo con astucia y ingenio, tu capacidad de selección era muy importante, para formar un buen equipo.

Evidentemente teníamos incidencias, algunas graves que tenías que solucionar individualmente, no tenias una central que te solucionara el problema, tú eras el coméntate de tu barco. Con tu sindicato debías negociar bien para no tener desavenencias, siempre ganaba la sensatez!
Sin duda, ante esta situación, la hostelería deberá afrontar nuevas tendencias de gestión interna.

Pero. ¿Y ahora qué?

Nos encontramos ante una crisis de salud, una crisis económica y una situación administrativa que no pone en valor nuestra industria, ¿hay quien da más? Ante estos retos evidentemente tenemos un cambio y no precisamente por la evolución del cambio tecnológico, que también, pero es el factor menos importante comparado con los otros puntos.

Los directivos se verán obligados a enfrentarse a nuevos retos que nada tendrán que ver con lo conocido, será crucial la preparación personal y empresarial para aguantar el cambio, evidentemente sin olvidar la esencia de la hostelería, la amabilidad en el trato al cliente. El día que no percibas valores en un hotel habrás entrado en otro lugar.

La tendencia principal será un liderazgo compartido, es fundamental para los nuevos retos, tener más colaboración entre los profesionales, ya que las nuevas competencias que se presentan nos obligaran ha crear más alianzas con colaboradores del sector, esto nos permitirá gestionar el tiempo a nivel personal y empresarial.

Por consiguiente, muy lejos de la hostelería que yo viví.

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