Esta semana conmemoramos un triste aniversario. Hace un año que la Federación de Rusia decidió invadir Ucrania, en clara violación de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho internacional.
El precio de la invasión ha sido terrible. Millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares: en estos momentos, alrededor de 6 millones de personas, el 65% de ellas mujeres y niñas, se han convertido en desplazados internos. Y el número de víctimas sigue aumentando día a día, entre ellas víctimas civiles, ya que los edificios de viviendas, e incluso los hospitales, se han convertido en objetivos deliberados. La invasión también ha creado una catástrofe humanitaria y de derechos humanos que no se veía en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Y ha socavado la sensación de seguridad y confianza de la que dependemos para que el mundo siga su curso tras los efectos de la pandemia.
Desde el principio, la OMT ha liderado la respuesta del turismo a la crisis. Nuestros Miembros actuaron con rapidez para suspender a Rusia de nuestra Organización. Al mismo tiempo, los distintos agentes turísticos se unieron en apoyo del pueblo ucraniano. Hasta 8 millones de personas han buscado refugio en toda Europa, y la OMT reconoce la labor de esos agentes del sector turístico que les han proporcionado medios de transporte, alojamiento y asistencia práctica de diversa índole. También agradecemos el esfuerzo de los países que acogen a estos refugiados hasta que puedan regresar de forma segura.
Sin un final a la vista para la guerra, nuestra solidaridad debe mantenerse firme. Este aniversario no deseado representa una ocasión para hacer balance y reflexionar. El año transcurrido nos ha mostrado la destacable fortaleza de un pueblo decidido a aferrarse a su libertad y a su soberanía. También nos ha mostrado la importancia de permanecer unidos, como comunidad internacional y como sector económico de peso, y de mantenernos fieles a los valores que compartimos cueste lo que cueste.
Cada día que pasa, el frente unido que gran parte de la comunidad mundial ha constituido desde la invasión también se ve atacado, especialmente en la medida en que países de todo el mundo siguen soportando las consecuencias económicas del conflicto y su coste social. Por eso la OMT seguirá amplificando los llamamientos del turismo en favor de la paz e instando al cese inmediato de todas las hostilidades. También estaremos allí cuando la guerra termine, como sin duda ocurrirá. Entonces, el extraordinario poder del turismo, demostrado una y otra vez, para restablecer la confianza, promover el diálogo y el entendimiento a través de las fronteras, y ofrecer oportunidades, será vital para ayudar al pueblo de Ucrania a reconstruir el país que tanto han dado por proteger.