Toni Mayor es presidente de HOSBEC, Asociación Empresarial Hotelera de la Comunitat Valenciana.
Desde el primer momento que escuchamos hablar de lo que estaba ocurriendo en Wuhan, todas nuestras alertas se pusieron en funcionamiento, porque nuestro sexto sentido empresarial y turístico ya nos decía que eso del coronavirus no podía ser nada bueno.
Durante semanas seguimos su rastro y su evolución hasta asistir incrédulos a lo que es la situación más grave que ha vivido España desde la Guerra Civil.
Fuimos visionarios también en la necesidad de cerrar cuanto antes nuestras empresas. Pudimos evacuar a cincuenta mil clientes europeos y otros cincuenta mil españoles en menos de 72 horas de una forma casi ejemplar, a pesar de no tener ni experiencia ni antecedentes en los que basarnos para una crisis de esta magnitud.
Tras ver la evolución de las semanas, analizar la cantidad de información, documentación y noticias que cubren cada día nuestros ordenadores y dispositivos, es una realidad que estamos ante la situación más crítica jamás vivida. Y que ahora es nuestra condición de agente estratégico la que debemos desplegar con la mayor intensidad, ya que nos jugamos el futuro de nuestras empresas y nuestro sector.
En estos momentos no hay ningún indicio, estudio, propuesta o plan que nos permita albergar esperanzas de abrir empresas hoteleras ni en el corto ni en el medio plazo. Más bien todo lo contrario, ahora no es momento de individualismos.
Vaya por delante que somos los más interesados en errar en nuestras predicciones. Nada nos gustaría más que estar equivocados y poder recuperar la normalidad lo antes posible. Pero ocultar la realidad, ignorarla, maquillarla o dar una sensación de que todo esto va a pasar rápido y con pocos daños es, en nuestra opinión, una irresponsabilidad en estos momentos.
Somos empresarios y profesionales que queremos tener abiertas nuestras empresas. No sabemos hacer otra cosa ni queremos hacer otra cosa. Pero mientras esto se produce, nuestra primera obligación es procurar un marco legal que nos permita sobrevivir y que no nos lleve a desfilar como protagonistas de cientos de concursos de acreedores.
No sabemos cuanto tiempo nos llevará volver a abrir nuestros establecimientos, pero debemos prepararnos para los escenarios menos favorables y buscar soluciones para sobrevivir durante lo que hemos calificado como “desierto productivo”.
Acometer un plan especial de protección para el sector turístico español es una necesidad urgente. Los riesgos de no acometerlo son muchos y uno de ellos especialmente grave: podemos destruir el tejido productivo y abandonar a precio de saldo nuestro mayor activo, los hoteles y los alojamientos turísticos, en manos de fondos de inversión extranjeros.
El sector turístico fue el buque insignia de la recuperación económica y social de España tras la crisis financiera del 2008 y resultó un providencial rescate para el empleo. Además, somos es el motor de arrastre económico más importante que tiene y que tendrá esta Comunidad. Cualquier otra industria, por importante que sea, se puede deslocalizar. No es nuestro caso. Salvemos el sector turístico.