En la imagen, Juan Molas, presidente de la Mesa del Turismo.
Esta asociación turística mantiene sus previsiones positivas para los próximos meses, si bien alerta de algunas amenazas que podrían truncar el optimismo alentado por el alza en las reservas.
Con la Semana Santa en ciernes, la Mesa del Turismo de España mantiene sus previsiones realizadas en FITUR cara a la temporada primavera/verano 2022 dentro de un optimismo moderado pero necesario y confía, con algunas cautelas, en que el repunte de las reservas permitirá que la recuperación coja fuerza en el segundo semestre del año.
A pesar de la incertidumbre que genera la guerra en Ucrania, que sin duda retrasará la recuperación y muy probablemente reducirá el poder adquisitivo después de dos años de una inesperada pandemia, la Mesa del Turismo de España constata que el incremento de las reservas para la Semana Santa -y la primavera y el verano- inducen a la confianza entre los operadores turísticos.
Nuevamente es posible que los viajes de los turistas europeos fundamentalmente favorezcan al destino España, así como al turismo doméstico, en el que seguimos confiando un año más. Las aerolíneas tienen programada para la temporada veraniega una oferta de plazas hacia los aeropuertos españoles que en algunos casos iguala e incluso podría superar a la de 2019; en otras palabras, la planificación aérea empieza a moverse en un contexto prepandemia.
Todos estos son factores positivos que juegan a favor de la recuperación del turismo de forma moderada. No obstante, la Mesa del Turismo de España advierte de determinadas amenazas que hay que atender con urgencia porque podrían afectar negativamente al panorama y revertir el buen pronóstico.
Entre estas amenazas figura, en primer lugar, el incremento exponencial del coste de los suministros energéticos. Los precios desbocados de la luz, el gas y el petróleo exigen una intervención del Gobierno sin demora.
El Gobierno sigue titubeando a la hora de aplicar medidas para rebajar el coste energético como han hecho otros países de la Unión Europea.
El conjunto del sector turístico está soportando unos sobrecostes del combustible y la energía que dificultan restaurar la competitividad del turismo español.
Las cifras de IATA muestran que el combustible de la aviación ha aumentado un 4% en este mes de marzo, en comparación con enero, y un 57% en comparación con febrero de 2021. El combustible puede representar hasta el 35% de los costes operativos de las aerolíneas.
Si la situación ya es difícil de por sí para las aerolíneas por el precio del combustible, ahora desde Bruselas, en el marco del Pacto Verde Europeo se pretende poner en marcha medidas que obliguen a las aerolíneas a pagar por lo que emiten. Además de un nuevo impuesto al queroseno o la obligación para las aerolíneas de repostar con combustibles sostenibles, que ya de entrada tienen un coste más elevado.
Todo esto repercutirá, sin duda, en el precio del billete para los viajeros y cabe recordar que el 80% de nuestros visitantes llegan a nuestro País por vía aérea.
Otro problema latente -del que la Mesa ya avisó meses atrás- es la insuficiente dotación de personal de la Policía Nacional en los puestos de control de pasaportes de los aeropuertos con mayor tránsito internacional. Este problema persiste y, si no se le pone remedio, volverá a provocar una situación de colapso en estos aeropuertos, con colas interminables y viajeros perdiendo sus conexiones. Bajo ninguna circunstancia esa es la imagen internacional que nos conviene, ni ahora ni nunca.
Una cuestión quizás menos comentada, pero que también provoca la preocupación en el sector, es la subida en la cotización de los contratos temporales, que penaliza por ejemplo al ámbito ferial y al turismo MICE. También aquí cabría recapacitar sobre la exención de la norma para estas actividades que, por su propia naturaleza, se desenvuelven en un marco de temporalidad, pero que son un efectivo multiplicador de la riqueza para las ciudades.
En otro orden de temas la Mesa del Turismo sigue reclamando la elaboración de un PERTE específico para el sector que ciframos en una cantidad aproximada entre 12.000 y 15.000 millones de euros.
Nos sigue también preocupando en relación con el empleo la falta de trabajadores cualificados, especialmente en la hostelería y hotelería, y una política de formación adecuada que dignifique de una vez por todas a un sector que ha sido a lo largo de la historia un generador de empleo y de aportación a la economía.
En consecuencia, debemos trabajar y dedicar todos nuestros esfuerzos a la promoción de España como destino seguro y de calidad. En definitiva, conseguir reestablecer la confianza de los mercados internacionales para volver a alcanzar las cifras prepandemia.
En conclusión, la Mesa del Turismo de España aplaude el avance paulatino en la reactivación y la tendencia positiva de las reservas; pero, con realista visión de conjunto, insiste en alertar de las amenazas que podrían truncar la ansiada recuperación y el optimismo necesario.