La ética sí es rentable para las empresas y las sociedades. Así se ha puesto de manifiesto en la mesa de debate “El impacto social del empresario” organizada por la Fundación Étnor, en colaboración con la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), en el marco del XXX Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor “Caminos de futuro en tiempos de coronavirus. Una perspectiva ética”.
Enrique Silla, fundador de Jeanología, y Julián Mendoza, director de Calidad, Seguridad y RSE de GD Energy Services (GDES), han expuesto sus respectivos modelos de acción empresarial, así como los valores que los sustentan. Jesús Conill, patrono de la Fundación Étnor y catedrático de Filosofía Moral y Política de la Universitat de València, ha moderado el debate y ha emplazado a seguir colaborando para que, desde el diálogo, las experiencias y la reflexión, “intentar aprender a hacer las cosas lo mejor posible aspirando a lo óptimo”.
Enrique Silla se ha referido al impacto medioambiental del sector textil, responsable del 20% de la contaminación de las aguas del planeta y del 30% de las emisiones del transporte marítimo internacional. Silla fundó Jeanología hace 25 años con la misión de transformar, a partir de nuevas tecnologías, la forma de producir textiles eliminando el agua y cualquier producto químico tóxico. “Una forma más ética, eficiente, ecoeficiente y sostenible de producir”, explica. Hoy en día, en torno al 35-40% de los jeans que se producen en el mundo se realiza con las tecnologías de esta empresa valenciana con implantación en 19 países y con una fuerte cultura empresarial basada en valores, la razón de ser de la compañía. “Nunca invertiría en una empresa que no tiene una misión clara. Una razón de existir”, asegura el fundador de Jeanología, que ya en 2008 inició una cuenta de resultados ecológicos. El pasado año, esta cuenta de resultados supuso la eliminación de 15 millones de metros cúbicos de agua contaminada con productos altamente perjudiciales para la salud, el equivalente del consumo de una ciudad como Valencia. Tras la pandemia, la empresa participa de un nuevo objetivo: en 2025 no se producirá ni una prenda textil que contamine. “No hay economía sin ecología. Las compañías que no logren alinear el beneficio con el cuidado del planeta no sobrevivirán” asegura Silla. Y concluye: “El talento se atrae con emociones. ¿Hay algo más emocionante que contribuir con tu impacto a un mundo mejor?”
Por su parte, Julián Mendoza asegura que la variable social, y sobre todo la ambiental, forman parte de la cultura de empresa de GDES. “Trabajamos en el sector nuclear y el eólico, energías libres de carbón, que es el elemento clave para combatir el cambio climático y el calentamiento global. El 90% de nuestra facturación se desarrolla en energías libres de carbón”, explica.
“Como empresa familiar, ser sostenibles como legado para futuras generaciones está en nuestro ADN. La sostenibilidad debe ser la base de la estrategia de la organización” asegura Mendoza. Hace más de una década que GDES suscribió el Pacto Mundial de Naciones Unidas, una fase de “aprendizaje” que, en su evolución, ha llevado a que hoy todo el plan estratégico de la empresa esté basado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). “Invertir sobre la base de ODS como la acción por el clima, la formación, el fomento de la igualdad o la innovación aporta un retorno real en la cuenta de resultados de la empresa y es lo que le dará permanencia y sostenibilidad”, asegura el director de Calidad, Seguridad y RSE de GDES.
La directora académica de la Fundación Étnor, Adela Cortina, y su vicepresidente y secretario general y director de AVE, Diego Lorente, han inaugurado el Seminario de Étnor. Diego Lorente ha destacado el carácter pionero de Étnor en España para unir a empresarios, directivos y académicos en el fomento de la ética de la empresa y de las organizaciones. “Una vez más, la Comunitat Valenciana es referente en España gracias a una iniciativa de la sociedad civil que permite aunar el talento profesional e investigador”. Lorente ha asegurado que los empresarios son ciudadanos que han decidido poner en marcha proyectos empresariales, con el riesgo que ello supone, pero también con la satisfacción que conlleva generar empleo, crear cultura empresarial, transmitir valores y dejar un legado a las futuras generaciones. “Huimos de esa tan manida frase de que el empresario tiene que devolver a la sociedad lo que ésta le ha dado y defendemos que el empresario, como parte de la sociedad, debe comprometerse con su desarrollo y fortalecimiento”, ha aseverado.
Adela Cortina también ha aludido a las tres décadas de existencia de la Fundación Étnor, tiempo que ha permitido confirmar que la ética sí es rentable para las empresas y las sociedades. “Necesitamos empresas que se comprometan con la sociedad y una sociedad comprometida con las empresas”, ha concluido, y ha animado a seguir colaborando y compartiendo experiencias porque “la empresa del futuro será ética, social, verde o no será”, ha asegurado.