Esta semana estoy de guardia en el Hospitality Tourism. Es el sistema que hemos diseñado desde HOSBEC para poder atender a los turistas extranjeros que pudieran resultar contagiados por COVID durante su estancia en la Comunidad Valenciana.
Lo que en un principio puede resultar sencillo, os aseguro que no lo es. Lo llevamos a cabo entre los excelentes profesionales que forman parte de la plantilla de HOSBEC y lo hacemos para dar servicio a toda la Industria turística de la Comunidad Valenciana. Por encima de nuestros asociados y poniendo de nuevo toda nuestra generosidad tanto intelectual como humana para beneficio de todos.
Justo es reconocer que para ello contamos con el apoyo de la Generalitat a través de Turisme que asume el coste de hoteles, alojamientos y estructura de funcionamiento. Pero si no estuviéramos nosotros en la coordinación y en la toma de decisiones la situación sería mucho más complicada.
Expongo esta introducción porque es sábado, llevo cinco casos atendidos, todos ellos extranjeros por lo que hay que atenderlos en inglés, y me viene a la mente la retorcida idea de la tasa turística. No puede evitar reflexionar en que, mientras unos nos dejamos literalmente la piel y la profesión en trabajar por el turismo y por nuestro futuro, otros se regocijan en la frivolidad de querer poner un impuesto para saciar una venganza a una industria que no sabemos por qué razón se la tienen jurada.
Pienso en que es una nueva modalidad del impuesto al sol. Si es incomprensible un escenario que nos impida usar el sol como fuente de energía es igual de incomprensible un impuesto a los turistas que hará que se vayan directamente a Andalucía o a Murcia donde se ahorrarán unos cuantos euros.
De verdad que no he escuchado ni una sola razón que pueda convencerme de la necesidad o siquiera la oportunidad de imponer un impuesto al turismo en España. Mucho menos en la Comunitat Valenciana. La idea que más se debate entre los posturetas pro tasa es que en París se paga y que en Amsterdam también. Como si pudiéramos compararnos con París o Amsterdam. Aunque ese razonamiento tiene tan poco peso como decir que en Londres no se paga nada y que en Antalya tampoco.
No he escuchado a nadie medianamente formado en materia turística defender un impuesto específico que sólo afectaría a una parte de nuestros turistas. Mientras que los hoteles, campings y resorts de apartamentos hacen literalmente el pino para poder cuadrar sus cuentas y respirar financieramente después de dos años de desastre, los airbnbs y compañía se frotan las manos de la cantidad de turistas que van a ganar por escaparse de la tasa. Porque a ver qué diputado de Compromis o de Podemos se va a ir a cobrar el impuesto a una multinacional americana que apenas ha pagado 900.000 € en impuestos desde 2011.
Si los promotores de la tasa turística tuvieran intención de mejorar el turismo de la Comunitat, tienen desde hace tiempo una oportunidad de oro para cercar a la economía sumergida en el turismo y la que más efectos indeseables produce a la sociedad. Medidas para evitar que el arrendamiento de viviendas se convierta en turístico, someter a IVA dichos alquileres y obligar a todos los que realizan estas actividades empresariales a estar dados de alta en los regímenes correspondientes de la Seguridad Social. Pero claro, esto no interesa. Esto es trabajar. Y a estos partidarios de la tasa lo que les mola es apretar todavía más la presión fiscal a los propios valencianos. Porque se olvidan que el 30% del turismo lo hacen los propios valencianos.
Vamos a un escenario de incremento de costes para el turismo en el que la tasa turística va a ser la soga para ahogar a todo un entramado empresarial que ha regado de riqueza a la sociedad valenciana durante 60 años. Cuando la competencia va a ser brutal vamos nosotros a ponernos palos en la rueda que apenas ha empezado a caminar tras el COVID. Vamos un ejemplo de inteligencia y de gestión política. Espero que se note la ironía en el comentario.
Por cierto, la mayor parte de turistas que tenemos que atender en el Hospitality Tourism se han alojado en Airbnb y similares. Los hoteles, campings y apartamentos reglados cuidan con mimo de sus clientes y les ofrecen todas las facilidades si resultan contagiados. Esto sí que es servicio, hospitalidad y marca.
Para que los amigos de la tasa vayan tomando nota. A las duras y a las maduras.