El viajero tiene muchas oportunidades en Ibiza de practicar deporte en naturaleza, también en Santa Eulària. Junto con los 300 días de sol, son la perfecta excusa para conocer la cara campestre y auténtica de la isla.
El municipio propone, entre sus rutas y excursiones, la Ruta del Río, que destaca tanto por su recorrido como por su origen. Y es que el agua ha tenido una gran importancia histórica para Santa Eulària. El único río de las islas Baleares, de 17 kilómetros de longitud, discurre por la localidad a la que da nombre, y ha sido, hasta el siglo XX, uno de los principales medios de subsistencia para la población, que desarrolló su vida en torno a este curso. El agua servía tanto de abastecimiento a los huertos como para mover molinos que proveían de harina al municipio y a toda la isla para hacer pan, un alimento básico de consumo diario.
Una historia que se traslada a un total de poco más de 3 kilómetros de ruta de baja dificultad y que da la oportunidad a mayores y pequeños de conocer toda la riqueza natural, paisajística y cultural que crece a lo largo del río.
Paso a paso
Cuenta la historia que los turcos anclaron sus navíos frente a la costa, atacaron el pueblo de Santa Eulària y destruyeron la iglesia que había entonces. Sobre sus ruinas fue construida la iglesia fortificada actual en el siglo XVI, en 1565. La Iglesia de Santa Eulària, situada en Es Puig de Missa, es una de las estrellas del recorrido y punto de partida de la ruta. Situada en un montículo, brinda una de las mejores vistas panorámicas del municipio. En torno a la iglesia, que fue fortificada más tarde, se fue formando el pueblo de Santa Eulària. Hasta el Puig de Missa, los diferentes Camins de Missa o Camí des Novells, caminos que conducen a la iglesia, sirvieron durante más de 500 años para que los habitantes de una gran parte de la isla fueran a misa a pie o en carro.
El recorrido continúa descubriendo la importancia del río con sus antiguos canales de riego como Es Broll y Pou de Baix (El Surtidor y el Pozo de Abajo) o el Canal des Molins, el mayor de ellos y principal, que fue diseñado en la época andalusí (siglo X). Generalmente, se situaban entre el río y la pequeña colina sobre la que se construyó la iglesia, dando lugar a la rica huerta de Santa Eulària. Además, el viajero también descubrirá la historia de la Sèquia des Mallorquí, una acequia construida como ramal al canal principal en 1920 para ampliar la superficie de regadío a la parte alta del pueblo, que caería en desuso cuando el turismo comenzó a desarrollarse en la localidad.
Uno de los grandes proveedores de agua a la huerta ha sido el Torrent des Ierns, a un kilómetro de la Font des Ierns (fuente), y que es uno de los más importantes que desemboca en el río de Santa Eulària. También el Molí de Baix, último de los molinos de Santa Eulària, recibía el agua por el Canal des Molins.
De camino a la desembocadura del río y al Paseo Marítimo de Santa Eulària, se podrán conocer algunas leyendas como la que señala que en la construcción del Pont Vell (Puente Viejo), supuestamente en el siglo XVIII, tomó parte el diablo. Junto a este puente, destaca también la Font d’en Lluna y el Pont Nou (Puente Nuevo), construido en 1927, el principal acceso a Santa Eulària.
Ya en el pueblo, desde el Paseo Marítimo, se pueden contemplar los diferentes islotes que rodean la costa de Santa Eulària, cuyo fondo, rico en posidonia, contribuye a la alta calidad del agua. Estos islotes son el hogar de una gran variedad de aves acuáticas como el blauet pescador o reptiles como las lagartijas, que son diferentes en cada isla (pueden ser de color azul, verde negro o gris).
Y como referencia en el pueblo, el Ayuntamiento de Santa Eulària. Construido en el siglo XIX, es un ejemplo de arquitectura tradicional ibicenca. Bajo la plaza, con el monumento conmemorativo del naufragio del Vapor Mallorca, se encuentra la cámara del refugio antiaéreo construido en 1937 durante la Guerra Civil Española.
Más patrimonio
Otras dos referencias dentro de la ruta son el Molino de Can Planetes o ‘Molí de Dalt’ (Molino de Arriba) y el Museo Etnográfico de Ibiza. El primero es hoy el Centro de Interpretación del Río. Es una casa tradicional que incluye un molino de agua, que es probablemente de origen andalusí (siglo X), y que estuvo funcionando hasta el siglo XVIII antes de ser reemplazado por otro con una rueda vertical que dejó de trabajar en 1960. Por su parte, el museo está ubicado en una antigua casa payesa conocida como Can Ros. Es un ejemplo típico de la arquitectura rural de la isla, donde se puede ver objetos antiguos de la cultura popular tradicional ibicenca como herramientas de trabajo, joyas, instrumentos musicales, trajes, armas…. La última parte de la ruta lleva a la Sala Barrau, un museo que reúne la obra del pintor modernista catalán Laureà Barrau para volver al punto de inicio.
Desde el mirador del río, el huésped podrá descubrir de una excelente panorámica: el Puig de Missa, con su iglesia fortificada del siglo XVI, el Centro de Interpretación del río – Can Planetes (Molí de dalt), las acequias, las huertas, los molinos, el Puente Nuevo, el Puente Viejo, el río, etc. y en el fondo, el paseo marítimo, la playa junto al río y el mar. En definitiva, un visual y bello resumen de la Ruta, una auténtica seña de identidad de Santa Eulària des Riu.