La Luna tiene su propia festividad en Japón, el Tsukimi, una milenaria tradición que nació para agradecer las cosechas de arroz y festejar la llegada del otoño bajo una de las lunas más hermosas del año. En Japón es costumbre contemplar el plenilunio y participar en diversas actividades. Esta tradición ancestral, cargada de simbología, alcanzará este año su punto álgido el 1 de octubre, momento en el que la Luna alcanzará su máximo esplendor otoñal.
La luna tiene un significado especial en la cultura japonesa y, prueba de ello, son las referencias que aparecen tanto en la literatura como en el folclore japoneses. El Tsukimi (cuyo significado literal es «contemplación de la luna» siendo «Tsuki» luna en japonés), es uno de los rituales de agradecimiento a la naturaleza más arraigados del país. Hace 1.500 años, la aristocracia japonesa hizo suya la tradición que consiste en contemplar la primera luna llena de otoño, momento en el que por su posición respecto a la Tierra y al Sol se visualiza más brillante y hermosa que en cualquier otra época del año.
Así, antiguamente, nobles y samuráis se reunían para observar la luna llena desde los barcos -ya que su reflejo en el agua ofrecía una imagen del entorno aún más impresionante- y organizaban actividades al aire libre durante las que componían poemas, degustaban pequeñas bolas de polvo de arroz y bebían sake. Todo ello para agradecer las cosechas de alimentos pasadas, pedir abundancia en las futuras y dar la bienvenida al otoño, una estación de especial belleza en Japón por los espectaculares tonos rojizos que adquieren sus bosques.
Hay un símbolo que ya forma parte de la iconografía japonesa en torno al Tsukimi: el conejo, un animal que según las antiguas leyendas budistas habita en la Luna. Desde la antigüedad, las personas que la contemplaban creían ver en las sombras generadas en su superficie la silueta de un conejo amasando pasta de arroz con un mazo para preparar mochi, los dulces típicos japoneses elaborados con ese ingrediente. El dulce más conocido se denomina Tsukimi dango y se ha convertido en uno de los productos más populares de esta festividad, tanto para consumo propio como para la realización de ofrendas.
La iconografía vinculada al Tsukimi ha extendido su influencia a varios ámbitos de la vida y cultura japonesas. En la esfera gastronómica, por ejemplo, muchos restaurantes incorporan una yema de huevo – por su similitud con la forma de la luna llena- a platos como el ramen, soba, hamburguesas o curris. Y la imagen del conejo inunda los escaparates de los comercios, decora rincones de casas y locales de ocio, es plasmada a modo de ilustración en papel de regalo y hasta es protagonista de juegos online o series de anime.
Japón ofrece multitud de enclaves para disfrutar de esta festividad:
Bahía de Matsushima, en la prefectura de Miyagi
La bahía de Matsushima está considerado uno de los tres paisajes escénicos más bonitos de Japón. Además de su belleza, es uno de los lugares con más tradición en Japón para observar la luna. De hecho, el célebre poeta Matsuo Basho escribió algunos de sus haiku más conocidos sobre este lugar y que hacen referencia a ese momento.
https://www.matsushima-kanko.com/en/
Castillo de Gifu, en la prefectura de Gifu
El castillo de Gifu se encuentra en la cima de la montaña Kinkazan y cuenta con un mirador 360º desde donde es posible observar la luna en un ambiente natural. Además, los visitantes pueden coger un teleférico para realizar el ascenso hasta el castillo y disfrutar del paisaje nocturno.
https://www.gifucvb.or.jp/en/01_sightseeing/01_02.html
Templo de Daikaku-ji, en la prefectura de Kioto
El jardín del templo Daikaku-ji es el jardín con estanque más antiguo de Japón. En el siglo IX, el Emperador de Saga disfrutó en este templo de las vistas de la luna en el cielo y reflejada en el estanque Osawa no ike, un efecto espejo que no dejará indiferente a nadie.
https://www.discoverkyoto.com/places-go/daikaku-ji/
Santuario de Tenmangu, en la prefectura de Osaka
En este reconocido santuario sintoísta de Osaka, famoso por sus alegres festivales como el Tenjin Matsuri que se celebra en julio, tiene lugar en otoño una ceremonia que invita al sosiego y a la paz, como es el Shushi-sai. En esta celebración, se rememora la figura de Sugawara no Michizane, académico, poeta y político japonés que cayó en desgracia y fue desterrado. En este día se celebran rituales y danzas tradicionales Kagura.
https://osaka-info.jp/en/page/osakatemmangu-shushisai
Katsurahama, en la prefectura de Kochi
En la canción popular de los bailes Yosakoi se canta la estrofa «Katsura hama es mejor lugar de ver la luna…». De hecho, este enclave situado en la prefectura de Kochi (isla de Shikoku), es sin duda alguna uno de los lugares más bonitos para contemplar la luna en otoño. Su bella playa, verdadera estampa de Japón, junto con la estatua y el museo del héroe local, Sakamoto Ryoma, son algunos de sus atractivos.
https://visitkochijapan.com/en/see-and-do/10011
Suikyou Yanagawa, en prefectura de Fukuoka
Si viajamos al sur, a la isla de Kyushu, una bonita parada es la ciudad de Yanagawa, en donde existe la posibilidad durante el Tsukimi de tomar una embarcación que realiza un recorrido por los bellos canales que nos permitirán ver y disfrutar de la luna desde el agua.