Con sol todo el año -por su cercanía con el Ecuador- el Noreste de Brasil es la opción perfecta por su combinación de naturaleza, cultura y patrimonio.

Recife, la capital de Pernambuco, está volcada hacia el Atlántico en una de las coordenadas brasileñas más cercanas al Ecuador. Esa ubicación le confiere un clima privilegiado, con la posibilidad de disfrutar sus paisajes al sol durante casi todo el año, salvo los meses de julio y agosto, más lluviosos. Recife es, en cierto modo, el epicentro de la cultura pernambucana, una de las más ricas y diversas de Brasil. Fue la primera ciudad del país fundada por holandeses en 1537, y después pasaría a ser dominada por los portugueses. La historia y cultura locales son luso-brasileñas, con influencias africanas, indígenas, judías y holandesas.
En Pernambuco está el origen de varios símbolos culturales de Brasil como la capoeira, frevo, comidas típicas, danzas que dieron origen al samba; la propia cachaza (el aguardiente de caña considerado bebida nacional, base de las caipirinhas) también tiene su origen en los ingenios azucareros de Pernambuco, en los primeros tiempos de la Colonia; lo mismo ocurre con los registros más antiguos de la feijoada, considerado el plato nacional del país. El carnaval de Recife es uno de los más espectaculares y concurridos de Brasil, con récords de dos millones de almas bailando en las calles junto a sus íconos: el Gallo de la Madrugada y el Hombre de la medianoche, dos estatuas móviles .

RECIFE
La capital de Pernambuco tiene ese nombre por estar cercada por arrecifes a lo largo de todo su litoral. La ciudad tiene una geografía variada con islas, canales y puentes, legado de su herencia holandesa. El calor y el agua son una parte característica de la ciudad, volcada hacia su principal costanera en el barrio de Boa Viagem. El recorrido de su circuito histórico es el Marco Zero (punto de partida de todas las rutas de Recife). La rua do Bom Jesus, el Centro Cultural Judaico, la Capela Dourada o el Forte das Cinco Pontas son algunos de sus atractivos. Mención especial para el Paço do Frevo, un museo donde se preserva la memoria del baile tradicional carnavalesco de la región, ofrecen clases y talleres para aprender los pasos. Vale la pena conocer el restaurant Leite, el más antiguo de Brasil, fundado en 1882 por el inmigrante portugués Armando Leite de França, cuando Brasil aún era una monarquía y antes de la abolición de la esclavitud. El local -cuya entrada está presidida por una curiosa armadura- es un viaje al pasado colonial en su decoración, manteles y vajillas, y sólo abre para el almuerzo.

OLINDA
Ubicada a diez kilómetros de Recife, es una de las ciudades coloniales mejor preservadas del país y fue declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la Unesco. Polo gastronómico y cultural, Olinda está emplazada en una colina con vista al mar, Durante el carnaval, mas de tres millones de personas circulan por sus calles empedradas, entre comparsas y bares con fiestas alusivas. El carnaval, sin embargo, sigue vigente todo el año en la «Ciudad Alta» de Olinda, donde es posible disfrutar del atractivo arquitectónico de las casas coloridas y una amplia oferta gastronómica.

COSTA DE LOS CORALES Y FERNANDO DE NORONHA
Denominada así por sus formaciones de corales, mareas calmas y aguas transparentes, la línea de playa que comienza en Pernambuco y llega hasta el vecino estado de Alagoas (al sur) es un área de protección ambiental que se caracteriza por playas tranquilas, transparentes de tonos verdosos y celestes y agua cálida. Por esas características, a la región se le conoce también como «el Caribe brasileño», y en ella destacan las playas de Peroba, Antunes, Ipojuca, Carneiros, Porto de Galinhas, Porto das Pedras, São Miguel dos Milagres y Japaratinga. Fernando de Noronha queda a 550 km de Recife, sólo se puede acceder en aviones de pequeño porte y es un refugio para quienes valoran la tranquilidad, el contacto con la naturaleza y un alojamiento de alto nivel. Noronha impresiona por sus paisajes paradisíacos, playas aguas transparentes y rica vida marina, y está reconocido internacionalmente con la etiqueta de Destino Verde por sus prácticas sostenibles. El archipiélago es un santuario natural con tasas ambientales para sus visitantes; es un refugio de biodiversidad y las islas forman parte del Patrimonio Natural Mundial de la UNESCO.

PISCINAS NATURALES Y «GALÉS»
Uno de los recorridos más atractivos de la región -una vez que se sale de la ciudad y se llega a la costa playera- son los paseos por los alrededores de los corales que forman «piscinas naturales» (también conocidas como «galés») a pocos metros de la costa. En cualquiera de las playas es posible contratar embarcaciones con guías locales para realizar excursiones por la línea costera pernambucana, que se extiende al estado vecino de Alagoas. Los paseos dependen de los ciclos lunares, por lo que quizá haya que madrugar, pero a cambio se puede disfrutar de parajes solitarios y aguas traslúcidas para observar la fauna marina sin necesidad de máscaras. Cuando la marea baja, las balsas tradicionales llamadas jangadas (chatas por debajo y con motor superficial para no dañar los corales), se desplazan hacia las formaciones más alejadas del arenal de la playa. El snorkel y tomar fotografías bajo el agua es una de las actividades favoritas de quienes visitan el lugar.
Cómo llegar:
TAP ofrece vuelos directos a Recife desde Lisboa. Iberia opera 19 vuelos semanales hacia Brasil y abrirá frecuencias directas a Recife en enero de 2026. El archipiélago de Fernando de Noronha es accesible en avión desde Recife, Natal y São Paulo.

