En la imagen, Jordi Mestre, presidente del Gremi d’Hotels de Barcelona.
El presidente del Gremi d’Hotels de Barcelona, Jordi Mestre, no ahorró ayer calificativos para describir la situación del sector en la capital catalana. «Drama», «insostenible» o «está en las últimas» fueron algunas de las expresiones que utilizó. La crisis del coronavirus puesto contra las cuerdas a una industria que habitualmente factura 1.700 millones de euros al año y deja aproximadamente 340 millones en impuestos. En los últimos seis meses, la planta hotelera barcelonesa ha sufrido una caída de la facturación de 850 millones de euros.
Las esperanzas de una tímida recuperación durante la campaña de verano no se han visto cumplidas y el 75% de los establecimientos han permanecido cerrados. El 25% restante ha registrado una ocupación bajísima, de entre el 10 y el 15%, según los hoteleros de la ciudad. Por su parte, los precios han caído un 50%. «El sector no vivía un escenario como el de los últimos seis meses desde la Guerra Civil», aseveró Mestre.
La caída del turismo, las restricciones internacionales y la cancelación de los congresos han asestado un golpe letal para los hoteles de Barcelona. En los últimos seis meses, han perdido cerca de 850 millones de euros como consecuencia de la pandemia de coronavirus.
El Gremi d’Hotels de Barcelona ha alertado sobre la situación insostenible a la que se enfrenta el sector tras un verano en la que apenas han llegado clientes. Durante la campaña estival la ocupación hotelera en la capital catalana se ha hundido hasta el 10%.
Barcelona ha pasado de recibir en el mes de agosto de 2019 a 58.000 personas que se alojaban en los hoteles de la ciudad a acoger a tan solo 3.200 clientes, un año después. Un golpe que ha provocado el cierre temporal de la mayor parte de los establecimientos. El 75% de la planta hotelera sigue con la persiana echada.
El presidente del Gremi d’Hotels de Barcelona, Jordi Mestre, ha advertido que el futuro del sector está “en riesgo” a pesar de ser una de las ciudades con mayor “calidad y cantidad” de hoteles. «Si seguimos así, a finales de este trimestre veremos muchos hoteles en concurso de acreedores y comprados por fondos buitres», ha lamentado.
La amenaza de la quiebra ha encendido todas las alarmas en un sector que representa entre el 4 y el 5% del Producto Interior Bruto de Barcelona. Solo en la capital catalana, más de 30.000 personas viven directamente de la actividad de los hoteles.
Ante esta situación, Mestre ha reclamado al Gobierno que ponga en marcha un plan de rescate que permita mantener abiertos los negocios hasta que se llegue a la temporada de la Semana Santa. El objetivo es empezar a recuperar el pulso de la actividad turística en 2021 si la situación epidemiológica mejora y las autoridades sanitarias empiezan a distribuir una vacuna contra el coronavirus.
El Gemi d’Hoteles de Barcelona calcula que para lograrlo necesita al menos una inyección de 500 millones de euros en ayudas a fondo perdido que le permitan sobrevivir.
Los hoteleros quieren acompañar esta medida con otras iniciativas como una moratoria en los alquileres de los establecimientos, un retraso en el pago de los préstamos o rebajas en los impuestos que tienen que afrontar para sacar adelante el negocio.