La Autoridad Portuaria de Baleares (APB) prevé transformar de manera gradual todas las terminales de pasajeros que se encuentran en los cinco puertos de interés general que gestiona. Este proceso se ha iniciado con el proyecto de la futura terminal de pasajeros para el tráfico con Formentera del puerto de Eivissa, cuyo proyecto se está adaptando para que se convierta en un prototipo de edificio autosuficiente energéticamente. Las actuaciones en este edificio comenzarán en 2024.
En el mismo camino se encuentran las estaciones marítimas de Alcúdia, la Savina y la EM6 de Palma, en cuyo proyecto se trabaja desde el mes de junio para que la energía que consuman sea renovable. Está previsto un presupuesto de 7 millones de euros, y la previsión es empezar la construcción a finales de 2022 y finalizar en 2024.
Los proyectos incluyen la mejora de la climatización de los edificios mediante la aportación de sistemas más eficientes de geotermia, el aprovechamiento de cubiertas para producir energía eléctrica mediante instalación de placas fotovoltaicas y la instalación de sistemas de potabilización de agua.
A los proyectos mencionados hay que añadir la nueva terminal del Botafoc en Eivissa, que se encuentra en construcción y en la que, gracias a un proyecto subvencionado al 100% por la Unión Europea (UE), se instalarán unas baterías experimentales de lignina que permitirán el almacenamiento de la energía fotovoltaica generada con los paneles fotovoltaicos que se instalarán en las pérgolas previstas en la zona de aparcamiento.
Hacia la descarbonización
Con estas actuaciones, la APB quiere situarse como un referente a nivel autonómico y estatal en cuanto a descarbonización, objetivo que no está reñido con el de un nivel óptimo de confort térmico y una alta calidad del aire interior además de ahorros energéticos significativos. El objetivo es que la energía requerida para el funcionamiento de las terminales sea cubierta por energía procedente de fuentes renovables.
Cinco principios esenciales trabajan conjuntamente para garantizar el rendimiento final de la edificación: aislamiento térmico, carpintería de altas prestaciones, ausencia de puentes térmicos, sistema de ventilación mecánica de doble circuito y estanqueidad del aire. Las implicaciones de este nuevo método de construcción son de enorme calado, porque transforman muchos de los procedimientos de diseño, construcción y gestión de los edificios hacia una mayor eficiencia energética de los mismos.