La abandonada estación del Grao de Valencia

En la imagen, estación del Grao en 2005.

Por Esteban Gonzalo Rogel.

Han pasado casi catorce años y ni caso por parte de los diferentes gobiernos municipales hacia lo que queda del edificio.

Frente al puerto y con fachada a la calle Ingeniero Manuel Soto está solitario, con las puertas y ventanas tapiadas para evitar robos, y a la espera de su utilización para actividades culturales, el que fue edificio para servicio de viajeros y mercancías de la desaparecida estación Grao de Valencia. Es la más vieja de España, está incluida en el Plan de Patrimonio Industrial de València, y fue el punto de partida del Ferrocarril que en 1854 llegó a Xàtiva y posteriormente prolongaron, hasta Almansa por el sur y hasta Tarragona por el norte, para conformar la Compañía de los Ferrocarriles de Almansa a València y Tarragona (A.V.T.), popularmente conocida como el Ferrocarril de Campo. La AVT se unió en 1891 a la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, Norte a nivel calle, y ésta pasó en 1941 a formar parte de Renfe (Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles).

Con el meninfotisme autóctono no nos hacen falta “enemigos de fuera” para perder señas de identidad arquitectónica de nuestro pasado.

Un edificio BIC, de estilo neoclásico y más interés histórico que artístico, oficialmente inaugurado el 21 de marzo de 1852, y cuya vida comercial comenzó el día siguiente para el tramo de vía férrea entre Villanueva del Grao, entonces municipio independiente, y la estación de València, que estuvo ubicada en el espacio intermedio entre los actuales instituto Luis Vives y la calle Ribera, para el Ferrocarril que dos años después llegó a Xàtiva.

Además de canalizar el transporte de mercancías hacia y desde los muelles del puerto y el que aportaban las bodegas e industrias graueras, hasta 1916 tuvo un importante movimiento de viajeros, 109.624 ese año, principalmente durante la temporada de baños para facilitar la afluencia de los capitalinos a la playa de Caro. Después pocos servicios de viajeros y escasísima utilización hasta la supresión de éstos en 1925, motivados por el mayor recorrido de la variante ferroviaria cuando inauguraron en 1917 la actual estación Valencia Nord, la ocupación de la playa de Caro para la prolongación sur del puerto y la construcción de astilleros, así como la mejora de los servicios urbanos de transporte con la total electrificación de las líneas de tranvías.

Playa de vías (2001).

Las conexiones con el puerto fueron suprimidas cuando el 2 de mayo de 2006 entró en servicio el enlace entre la estación Fuente de San Luis y la expansión sur portuaria. Poco tiempo después la carga y descarga de mercancías en el Grao, promovidas por las industrias de la zona, fueron transferidas a las nuevas instalaciones de la citada Fuente de San Luis. Con ello finalizaron 154 años atendiendo el movimiento de mercancías.

Los últimos servicios de viajeros, y de tipo especial, fueron el 21 de mayo de 1952 y el 23 de marzo de 2002. El primero con la llegada al Grao del Tren del Centenario (imitación al que inauguró en 1848 el primer ferrocarril peninsular entre Barcelona y Mataró) y un Taf, el tren más moderno que había incorporado Renfe a la red ferroviaria española, para recordar el Centenario de la inauguración oficial, el 21 de marzo de 1852, del tramo Grao-València. El segundo, menos solemne pero más íntimo, lo promovió la Asociación Valenciana de Amigos del Ferrocarril para rememorar el 150 Aniversario de la apertura al servicio público del citado tramo el 22 de marzo de 1852. Fue con un automotor diesel tipo 596, popularmente un Tagamochi.

El espacio que ocupaban los muelles para carga y descarga de mercancías y las vías para el estacionamiento de vagones y las maniobras de los trenes en la estación Grao de Valencia fueron convertidas en una gran explanada pavimentada que fue utilizada como estacionamiento durante la Copa de América y posteriormente para montar la feria de Navidad, el concurso internacional de paellas del puerto, alguna fiesta tipo botellón y prácticas de conducción de vehículos. Según la planificación urbanística municipal el edificio quedará en el centro de una rotonda a la que confluirá, principalmente, la continuación de la avenida Francia cuando lo permita la realización de la prolongación, muchas veces postergada, de un kilómetro en sentido sur, del túnel de 2.520 metros que fue inaugurado en 1991 para evitar numerosos pasos a nivel en zonas urbanas con gran intensidad de tráfico.

Catorce años de abandono

En un comentario publicado en octubre de 2006, cinco meses después de la clausura del servicio de la estación, en la desaparecida publicación mensual Ven Aquí Valencia, dije: “ha quedado a merced de los maleantes que están arrancando y llevándose todo lo vendible. De tal manera, que a este paso lo único que quedará de antiguo serán las cuatro paredes del edificio, ya que hasta las vigas de madera corren peligro. Por ello y entretanto aclaren de quien es la responsabilidad de vigilar la estación, de Adif o del Ayuntamiento de València, que alguien controle la zona, ya que al ritmo actual no se tendrán que preocupar del desguace de las vías y restantes instalaciones”.

Han pasado casi catorce años y ni caso por parte de los diferentes gobiernos municipales hacia lo que queda del edificio.

Por ello falta la última fecha importante, la reinauguración, tras la necesaria restauración con reconstrucción de lo robado, para actividades culturales o turísticas.

Con el meninfotisme autóctono no nos hacen falta “enemigos de fuera” para perder señas de identidad arquitectónica de nuestro pasado.

Es lamentable la desidia institucional hacia un inmueble de nuestro patrimonio histórico, que debidamente adecuado podría acoger un museo naval.

Las estaciones de Grao y Valencia las proyectaron en 1851 los ingenieros James Beatty y Domingo Cardenal.

Las dos vías con andenes laterales de la estación del Grao, habilitadas para trenes de viajeros, estaban protegidas del sol y de las inclemencias meteorológicas con una cubierta metálica que fue destruida por los bombardeos de los años 1936/1939. Sin embargo, el inmueble fue uno de los pocos edificios de la zona que resistió.

Hacia el puerto (2004).

Deja un comentario!

×