La abuela de Rubén Iborra decía “la comida no engaña” y con ese lema, la experiencia de 20 años como cocinero y haber creado varios conceptos de cocina, ahora nace “El Alcacil”, con todo el sabor del “tapa caña” murciano, los guisos de las madres de la Vega Baja pero también las titainas del Cabañal y las paellas de leña. Frente al Mercado del Grao, abrirá de jueves a sábado, de 10 a 12 de la noche, ininterrumpidamente y los domingos hasta las 18:00 horas.
En Murcia si pides una tapa te ponen una caña o chato de vino. En El Alcacil también. Además, todos los días habrá un guiso y un arroz del día. Pero para los que no quieren un plato muy grande o para los que quieren probar más de uno, Iborra ha creado la “Entretapa” que será más grande que una tapa y más pequeña que un plato, siempre con los que tenga del día.
El plato del día con postre sale a 8,50 € con un pote o barro de guiso o un arroz, que irán variando. Será una fusión entre la cocina valenciana y la murciana, porque así le enseñó a Rubén su abuela valenciana afincada en Rafal, un pequeño pueblo cerca de Orihuela y Murcia. Así que habrá arroz con conejo y caracoles, paella, pulpo a la murciana, olla viuda o guisado de bacalaó con ñoras verdes fritas. Y por supuesto, muchos platos con alcachofas que harán los honores al nombre del local: alcachofas guisadas al horno, arroz con boquerones, ajos tiernos y alcaciles, ensaladilla de alcachofas o lágrima de alcacil con miel de romero.
Pero el menú no será la única opción. Desde las 10 habrá almuerzos o bocadicos como el Jumillano con filete de ternera a la brasa, pimientos fritos y ajos tiernos o el de tortilla, anchoas caseras y tomate de Mazarrón o quizá el de panceta ibérica a la brasa, limón y sal. Estos son algún ejemplo, que habrán más, y también en versión montadito y non stop hasta las 12 de la noche. La cocina contará, además, con esas medias tapas para picar de berberechos a la brasa, zarangollo de calabacín, cebolla tierna y berenjena o la tortillica de alcachofa confitada, sin olvidar los clásicos para picar como el revolcón murciano de papas fritas con mejillones en escabeche, boquerones en vinagre, aceite picual, pimienta negra, limón y escamas de sal o los pastelicos de carne y las empanadillas a la murciana.
Rubén Iborra y toda su familia tienen protagonismo en un menú lleno de sentimientos como el sabor de cada plato: callos como los hacía su tía Adelita, el cocido con pelotas como lo hacía su abuela Encarna, las cabecicas y cuellos de cordero como los hace su tío José Antonio o la carrillera de ternera guisada como la de su madre Encarni, sin olvidar el pan de Calatrava como lo hace su tía Maite.